19 mayo, 2015

Ayuntados.-

La primera vez que topamos con rocieras carretas nos deleitamos en la belleza de tales templetes, en el fervor que les rodea y en la devoción sincera que los Simpecados despiertan ente los romeros que peregrinan a las Rocinas junto a dichas carretas.


Hermoso conjunto de madera y plata, tirado mansamente por bueyes diestramente dirigidos por persona docta en la doma y cría de estas criaturas, enormes y no tan pacíficas como pueda pensarse, destacan sobremanera las barrigueras y frontiles con que se adornan, exorno que, nos dicen, parece remontarse a tiempos antiquísimos cuando el toro era considerado, en las paganas religiones, ser divino y digno de recibir culto (aunque quien escribe estas lineas lo prefiere guisado en sazón, todo hay que decirlo).



Por ello, al ser casi criaturas divinizadas, eran temidas y adoradas a la vez, por lo que no es de extrañar que el mítico Hércules venciera a los toros del Rey Gerión, que en tierras helenas, en isla que llaman de Creta, fueran lidiados en juegos singulares o que en mis tiempos corriéranse juegos de cañas y toros por aristócraticos jinetes, derivando ello en lidia a pie y a arte de Cúchares o Pepe Hillo. 



Como ven, divagamos, pero a fin de cuentas con ello no pretendemos sino ensalzar importancia de estos bóvidos que en pareja, uncidos en yunta al yugo, portarán por las arenas los amores y sentimientos de no pocos rocieros, tanto de los que acuden esperanzados ante la Virgen Bendita, como de los que quedan en sus casas esperanzados también con ir el año que viene. 

04 mayo, 2015

Para enmarcar.-



Ahí la tienen vuesas mercedes, la Torre. Campanario, veleta y ladrillo. Creada por mahometanos, y rematada en mis tiempos, cuando oros y platas comenzaban a arribar de Indias en forma de caudaloso cauce. En este pliego la contemplamos en un lienzo un tanto gastado, mas no teman nuestros lectores, que trátase de mera ilusión creada por complicados mecanismos eléctronicos que capaces son de envejecer lo nuevo y renovar lo antiguo.

Nunca nos cansaremos de perseguirla entre calles y plazas, ni de atisbarla en alturas, como si fuera faro que nos alumbra en nuestro diario devenir...


27 abril, 2015

Con duende.-

Anonadados, impresionados, sorprendidos, estupefactos, pasmados, desconcertados, y todos los sinónimos habidos y por haber valdrían para expresar nuestro estado tras la espantosa visión que contemplamos la otra jornada.


Desconocemos de qué averno subterráneo ha podido brotar esta criatura que, que a plena luz del día mostraba su feroz y truculenta apariencia como Pedro por su casa sin que caballero o alguacil alguno osara prenderlo, temeroso quizá de sus, a buen seguro, tremendos poderes fruto de magia demoníaca. Quizá su monstruosa apariencia alejara a cualquier osado, y sólo con agua bendita, letanías y plegarias a Dios nuestro Señor hubiésemos podido conjurar tamaño peligro.


Intentamos dar aviso al Santo Oficio de la Inquisición, mas nos resultó tarea infructuosa toda vez que en el Castillo de San Jorge no nos daban razón ni de notarios, alcaldes, escribanos o simples porteros, de modo que una vez retornamos al lugar de los hechos la criatura en cuestión se había esfumado dejando un vaso vacío y una cuenta abonada al tabernero. Quede al menos la instantánea, realizada por gentil dama, como aviso para vecinos de aquesta ciudad, no sea se topen con tan tremendo engendro, caigan en sus sortilegios y sufran espantosos tormentos...




21 abril, 2015

Pan y Vino.-


Sedientos por largo paseo, la otra noche, merodeando por collación de San Martín, junto a la Europa y la Alameda, nos sentimos ciertamente atraidos por ciertos letreros. 

(No, no piensen mal vuesas mercedes, que no buscábamos solaz con mancebas ni somos de frecuentar lupanares o lugares de mala nota.) 

Al cabo, decidimos entrar en cierta taberna que aunque se anunciaba con extrañas letras (similares a las que venían del lejano Catai) sobre sus muros pregonaba las excelencias de ciertos caldos procedentes de la preclara localidad de Sanlúcar de Barrameda, de manera que supusimos cuán espabilados andan nuestros ciudadanos orientales que hasta en eso saben cómo pescar comensales con vinos del sur de España. 


Sin embargo, grande fue nuestra sorpresa cuando, pese a lo esmerada de la decoración y lo obsequioso de los camareros, de nación nipona,al entregarnos carta de viandas, aún sin tomar asiento, comprobamos que en ella se nos ofrecían extraños manjares con nombres impronunciables que poco tenían que ver con chicharrones, albures, solomillos o potajes, antes bien, preguntado uno de los aludidos mozos, nos indicó que servían una especie de pescado en su sazón pero crudo, tal cual sacado del mar. Amablemente, declinamos la invitación, máxime cuando inquirimos por manzanilla y nos brindaron tisana o infusión de olor agradable, pero en nada similar al vino que ansiabamos degustar, y más en estas fechas ferianas. 



Ya lo dijo el poeta, Manuel de nombre, y apellidado Machado: 

La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.
Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña...
La médula de una caña
más rica que la de azúcar...
El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.

Quede pues dicha casa de comidas a la oriental para quienes gusten de tales exquisiteces, que nosotros preferiremos otros manteles y hacemos votos porque no se pierdan tan preciosos rótulos sanluqueños en su fachada, muestra de otro tiempo cuando aquel mismo local era llamado "Las Siete Puertas".



La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.

Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña...
La médula de una caña
más rica que la de azúcar...

El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.

Lea más: http://www.latino-poemas.net/modules/publisher2/article.php?storyid=1829 © Latino-Poemas

La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.

Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña...
La médula de una caña
más rica que la de azúcar...

El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.

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La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.

Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña...
La médula de una caña
más rica que la de azúcar...

El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.

Lea más: http://www.latino-poemas.net/modules/publisher2/article.php?storyid=1829 © Latino-Poemas


16 abril, 2015

Patinazos.-



Créanme vuesas mercedes si les digo que a ciencia cierta no comprendí el sentido de ciertos carteles colocados en señalados sitios tras fechas semanasanteras.

Por un momento temí que fuera advertencia contra posibles deslices ahora que han pasado estas jornadas y tras las han legión (no romana) los que han alzado su voz en pro de reformas, o incluso divulgado desafortunadas imágenes que poco o ningún bien hacen a nuestra Semana Santa.


A posteriori, supe de accidentados resbalones, caídas imprevistas e incluso percances de no menor gravedad para conductores de carruajes de dos ruedas, bien motorizados, bien a pedales, a los que deseamos pronta mejoría, quedando aclarada la naturaleza de tales letreros, que imaginamos permanecerán colocados en tanto en cuando no sea retirada la abundante cera nazarena, de modo que cuídense vuesas mercedes en el andar y hagan gala de su proverbial prudencia.




06 abril, 2015

Contraluces.-



Finalizaron días santos para aquesta ciudad y bien sabemos que con dicha conclusión muchos sentirán honda tristeza por lo fugaz del tiempo. Quedarán enseres por ordenar y Pasos por mudar. Quedarán sesudos debates por dirimir y arduas discusiones por zanjar. Quedarán túnicas por limpiar y capirotes que guardar. Quedará nostalgia por lo vivido y por lo no vivido. Quedará el recuerdo y el eco de una marcha mientras un palio se aleja, como se alejan estas intensas jornadas en la que cada cual ha hecho lo posible por disfrutarlas a su leal saber y entender.

Iniciemos, pues, cuenta atrás que en ello nos irá la vida, aguardando de nuevo la visión del primer nazarenos allá por marzo de 2016... 

24 marzo, 2015

Brotes.-



Apresúrase con urgencia el sol en dejar testigo de su presencia en estos días de víspera y gozo. La vida, gota a gota, ábrese camino. Sonarán estruendos de tambores y trompeteos lejanos. Penitencias de ruán o alpargata. Promesas por cumplir. Rampas para subir o bajar. Ausencias y presencias. Manos que aprietan con certeza escudos de antifaces o manos que se unen por primera o última vez. Miradas de niños que, incrédulos, comprobarán, en propia persona, que todo es cierto, y que el paraiso puede existir en forma de semana. 

Crucemos, pues, estas jornadas con debida alegría, pues mal que nos pese, y como dijo el poeta, es Primavera y el sol borra penas y preguntas...

09 marzo, 2015

Con nocturnidad.-

En las frías noches cuaresmales, causábanos cierto estupor contemplar extrañas mesas de gran tamaño portadas en su interior por esforzados jóvenes (y no tan jóvenes) cubiertas las testas con costales y fajados con gruesos lienzos como los que usaban los mozos de cuerda antaño. 



Cierto es que en principio pensamos, en nuestra habitual ignorancia, que se trataba de condenados por la justicia y que era su castigo portar tremendos pesos sobre sus cervices, preguntándonos, incluso, si no habría sido más útil para el Rey, nuestro Señor, que sirvieran como galeotes en la Armada.

Sin embargo, escuchar que de tales estructuras salen melodías similares a marchas militares nos indujo a pensar si no se trataría de algo a modo de ensayo para algún fin castrense. 

Tal sería nuestra sorpresa al contemplar tales maniobras en plena madrugada, que uno de los mozos, inquirido por nosotros, nos ilustró sobre tal pormenor, indicándonos que tratábase de entrenamientos para las andas de Semana Santa y que tales parihuelas iban o bien cargadas con pesados fardos, o con macizos bloques de piedra o incluso con algunas de las esculturas que luego procesionarán, Dios mediante, a partir del próximo Domingo de Ramos. 

 
Quedamos sobrecogidos por la destreza de capataces y contraguías, que así se denominan quienes comandan tales ingenios de madera y metal, e hicimos votos por apreciar, en lo sucesivo, el oficio y trabajo del que los dichos costaleros hacen gala.