17 junio, 2011

Calores...

          

          Como de esperar era, pasado San Antonio, finalizado el periplo romero y presta a celebrarse la festividad del Corpus, el temido astro rey ha comenzado a azotar calles y viviendas de esta Hispalis nuestra, con riesgo de derretir pavimentos y testas, y aunque es cosa común y sabida que el transcurrir de las estaciones consigo trae aquestas temperaturas y que el azogue de los termómetro se eleva sobremanera.




            Haciendo comparación de mis calendas de antaño con las de hogaño, hemos averiguado que los sevillanos soportan mal que bien el calor, y que por ello asemejánse a cartujos o benedictinos por aquello de recluirse en sus cubículos o a los indios de allende el Océano por su manera de vestir, abandonando basquiñas, jubones, sayas, manteos y calzas y haciendo uso de ropajes que en nuestra época habrían causado no poco escándalo por su ligereza y escasez, cuando no prefieren la diáspora a lugares lejanos y hasta desconocidos por nos…



            Llámanos la atención como el ingenio se agudiza por mor de buscar la ansiada umbría, y colocanse velas, sombrillas y toldos, y eso que hay lucidos árboles que prestan fresco cobijo al paseante, aunque a fuer de ser sinceros, notamos que son pocos e insuficientes.




            Paseando por la ribera del Río apreciamos cómo cuadrillas de jóvenes hacen oídos sordos a prohibiciones y advertencias del Concejo, y que prefieren la recompensa del fresco baño en aguas del Betis (horrenda palabra para quien campea en otros colores) que el asumir el cierto riesgo del ahogamiento, no en vano, hasta hubo en mis tiempos Cofradía dedicada por entero a dar cristiana sepultura a los ahogados en el cauce.




            Item más, hasta en los propios templos se toman medidas, que si bien nos sorprenden en grado sumo, son bien acogidas por parroquianos o devotos, que una cosa es orar y otra padecer.



            Signo de los tiempos, la nieve que otro tiempo se traía de la Sierra en carromatos y conservábase con sumo cuidado agora se ha convertido en panoplia de golosinas.



            No tememos, por así decirlo, el calor desta ciudad, antes bien, hemos tomado la honrosa decisión de asumirlo en tanto procede del Creador y por tanto bienvenido ha de ser, mas no por ello relajaremos el evitarlo, que para eso hay espirituosas bebidas, como las extraídas de allende la Cruz del Campo, con las que calmar la sed y no faltarán lugares dónde acomodarse con clara temperatura y mejor ambiente.



           

10 junio, 2011

De Romería...



Durante aquestos días pasados tronar de pólvora y repicar atambores y gaitas han sido ecos habituales para este que os escribe. En lapso breve de tiempo, hemos llegado incluso a pensar, ilusos de nosotros, que retornado habíamos a calendas propias, por singulares razones que más adelante desgranaremos.



Es el caso que cada año, al parescer, varios miles de sevillanos, según antigua tradición, acuden a venerar a la Virgen de las Rocinas, allá por tierras del Condado, junto a marismas, pinos y bancadas de arena.




Quien sabe de esto, con frecuencia a él acudimos para soslayar dudas y evitar falaces confusiones, nos cuenta que en esta Ciudad tan devota costumbre va para más de dos siglos y que en sus comienzos era cosa de pueblo llano y humilde, de naturaleza almonteña o manriqueña, que no por vivir en Sevilla arrinconaba sus devociones ancestrales y cada año echábase a los caminos con modesta impedimenta y ánimo festivo.





Fúndanse, pues, hermandades en la Ciudad en torno a benditos simulacros o estandartes, llamados Simpecado, con los que, entronizados en argénteos carruajes, peregrinan dichas corporaciones por estas fechas de Pentecostés.





Camino duro y peligroso, constituía proeza recorrer las leguas que distaban hasta la Ermita, no tanto por lo inseguro de las sendas como por el peligro a extraviarse, salvar arroyos, lograr no atascarse en las sendas, sufrir el ataque de alimañas o las incomodidades de tal travesía por arenales y pinares.



Cuéntanme que no ha mucho construyóse espaciosa carretera, que los carromatos a motor transitan por ella a placer y que ello movió a muchos a allegarse a aquellos predios en tan señaladas fechas, produciéndose asombrosas aglomeraciones con incontables devotos y fieles que quedaban prendados tanto de la belleza formidable del lugar (en el mismo Coto de Doña Ana) como por la majestad que irradiaba la excelsa imagen de la Virgen con su Divino Infante en brazos.




Item más, que los caminos se atascaron de carromatos y galeras, que hubo puja y rivalidad en comodidades excesivas y en ornato recargado, que imposible ya era perderse y que las alimañas del campo huían despavoridas ante tamaña invasión de romeros, llevando incluso a la Autoridad a proveer de vigilancia los dichos caminos en previsión de atascamientos. Cabalgaduras, carretas, carriolas, faetones, enganches de todo tenor y un sin fin de bestias de carga eficientemente sirven como transporte a no pocos, aunque a fuer de ser sinceros, afírmannos que no son pocos los que a pié, convertidos en peregrinos, hacen los dichos caminos escoltando a sus Simpecados y cosa asaz fervorosa y piadosa resulta.




Más sin embargo, pese a modernidades y desvaríos, contra despropósitos y dislates, sigue habiendo grande devoción a la dicha Virgen y es prueba dello la ingente cantidad de devotos que siguen fielmente poniéndose bajo su protección y amparo; por no hablar de los que por graves razones han de quedarse sin venerarla pasan estas jornadas cabizbajos y meditabundos, añorando romerías anteriores y pensando en la del siguiente año. 



Invitados por leales amigos, no seremos remisos a visitar tal Romería. Cumplida cuenta daremos dello.

POST SCRIPTUM.


Acudimos a la Aldea, más fue vana nuestra ilusión de venerar en plenitud a tan Celestial Señora, que los mozos que la portan, haciendo gala más de fuerza bruta que de devota voluntad, provocaron no pocos desmanes, cayendo a tierra las andas y truncándose uno de los varales, por lo que los Oficiales de la Mesa de la Matriz Hermandad acordaron dar por finalizada la procesión antes de que concluyera como es costumbre y tradición. Y fue de lástima contemplar las amargas las amargas lágrimas de romeros y devotos.

03 junio, 2011

Miré los muros de la patria mía...


Peinábamos ya canas en mi época y algunas arrugas surcaban nuestro rostro cuando era asaz frecuente que pillos, estudiantes o ganapanes tomaran la censurable costumbre de pintar muros y fachadas con vítores o frases, embadurnando con feo estilo la privada propiedad y hasta ultrajando consagrados lugares al confundirlos de mala manera con lienzos en los que plasmar deleznable caligrafía y peor gramática. Otrosí acaecía con inscripciones en puertas ejecutadas aquellas con dagas, estiletes o cualquier otro punzante objeto. 

Alguaciles y corchetes, siguiendo edictos de los regidores del municipio, persiguieron a quienes osaban desobedecer los dichos decretos, mas, como agora, o bien hubo poca diligencia en el acoso o bien los perpetrantes gozaban tamaña impunidad que a poco que se hubiera extendido la costumbre, en menos de un “Dios te salve”, hubiera quedado Hispalis como pizarra de párvulos.




Prestos a caminar por la ciudad como cada mañana, dímonos cuenta de cuán poco han cambiado las tornas a este tenor, aunque si antaño eran bastos brochazos apenas esbozados, hogaño los graffitis (me dicen que se llaman así por feo anglicismo) parecen haberse adueñado de todo...






No será quizá ocasión propicia para hacer prolija relación de los tipos y calidades que se nos presentan en este sentido, y por ello sea mejor plasmarlos aquí con su propio contenido para que cada lector aprehenda lo que mejor estime, que dicen que mil palabras valen menos que una imagen.














Incluiremos, pues, como aquí se aprecia, breve muestrario de nuestra ya, por desgracia, rica colección de esta clase de elementos y dejaremos, empero, para mejor y digna oportunidad, hacer inventario de pasquines y cartelones, que esa es harina de otro costal.

27 mayo, 2011

Mayeando...

Recupérase, mal que bien, la Ciudad de los municipales comicios, con su servidumbre de discursos, palabras y promesas. Los derrotados abandonan sus prebendas con compungido rostro, los ganadores proclaman su victoria.  De las dichas votaciones mencionar, sin menoscabo de otra cosa, que ábrese etapa nueva en el gobierno de esta Hispalis nuestra y que los nuevos Regidores habrán de efectuar duros compromisos tanto para desenredar entuertos como para conseguir engordar los caudales públicos, que según lo manifestado no ha mucho, en las cajas abundan las telarañas y no queda sino algún maravedí, por no mencionar las deudas y compromisos contraídos con mucha y variada gente que agora han visto sus haciendas reducidas a nada y menos.

Aprietan las calores y aquesta mañana hemos comprobado que pese a todo, y como en tiempos pretéritos, que bien podrían ser los míos, operarios colocaban las velas o toldos para la carrera del Corpus, con lo que todo hace indicar que se aproxima junio con sus días pródigos en luz.

Mas nos hallamos en mayo, y apreciamos con regocijo que se mantiene la hermosa tradición del culto a la Santa Cruz, promovida desde los tiempos antiguos por el romano emperador Constantino y su venerable madre Santa Elena, con ejemplos a pares de cómo celebrar dicho culto. Y aunque la cruz está presente en no pocos monumentos y coronando torres, espadañas y frontispicios, es en este quinto mes del año cuando acreciéntase su devoción.



Gozan los niños, y los no tan niños, y seremos severos censores dello,  de oportunidad y trance para remedar las famosas procesiones semanasanteras y a fe que en muchas de estas cruces de mayo consíguese el propósito de emularlas, habida cuenta la profusión de participantes, músicos, acólitos y costaleros (que son lo mozos que portan las andas) y que casi convierten en auténtica cofradía lo que en otro tiempo no fue sino inocente diversión aparejada con escasos maderos, poca riqueza y menor pretensión. Y córtase el rodar de carruajes por calles por las que transitan dichos cortejos, incluso con ensayos en los días previos a la salida como si se mirasen en el espejo de la Santa Semana.




Apréciase, empero, la devoción a la Santa Cruz en faceta bien distinta como la colocación de la dicha Cruz muy adornada y rodeada de flores y demás en plazas, patios o corrales de la Ciudad, siendo venerada de esta manera y acompañado su culto con cante y baile, bebida y comida e incluso no faltan hermandades o corporaciones que ven en esta tradición receta para adquirir dineros con que sufragar su sostenimiento, a la par que excitar la sana convivencia entre hermanos y devotos.




No seremos nosotros, pobres de ánimo y exiguos de faltriquera quienes, habituados al buen yantar y al mejor beber, amonestemos dichas Cruces, antes bien, animosos en extremo acudiremos a alguna, que no está reñida una cosa con la otra.

18 mayo, 2011

COMICIOS

            Apenas hánse puesto a buen recaudo lonas, deshecho farolillos y retiradas las guirnaldas, los hispalenses apréstanse a vivir una nueva fiesta, o al menos así me lo refieren gentes doctas en materias relacionadas con la cosa pública. Llámanla “Fiesta de la Democracia” y he decir que nos ha sonado a cosa extraña para nuestro entendimiento, mas no por ello habremos de rechazar su disfrute, aficionados como somos a festejos y celebraciones.



            Al parescer, cumplidos cada cuatro años, ciudadanos de esta ciudad, y de las demás ciudades de la actual España, hacen comicios en los que escojen, a la manera de los antiguos los atenienses, quienes serán sus representantes en el Cabildo de la Ciudad y quien ostentará el cargo de Regidor del mismo. Agrúpanse los candidatos en Partidos o facciones y cada cual tiene sus colores, emblemas y demás, así como costoso aparato con el que sostener su aliento, utilizando para ello a seguidores y simpatizantes.



            Antaño, justo es de reconocer que tales cargos eran vitalicios y heredados (cuando no comprados) por miembros de preclaras familias, quienes llevaban a gala tanto dicho nepotismo como el título de Caballero Veinticuatro, y aunque había prebendas y privilegios, en no pocas ocasiones era el peculio de cada cuál el encargado de suplidos y demás, que las arcas municipales mostrábanse exiguas no poco y había que abonar sueldos de alguaciles, escribanos, porteros y personal de servicio del Consistorio. Eran personajes respetados por su ejecutoria y tenidos por honorables, ocupando lugar preeminente en celebraciones y fiestas religiosas o civiles.



            Agora, según me narran, quienes alcanzan tales Concejalías, sin tener suficientes credenciales en no pocos casos, gozan de lujoso carruaje propio con lacayos a su servicio, servidores y secretarios, amplias estancias dónde despachar graves asuntos,  generoso estipendio y la posibilidad de viajar y yantar a costa del erario municipal, cosa de la que al parescer no se privan y de la que hacen gala “ad nauseam” pese al disgusto general y la denuncia de gacetilleros y ciudadanos que ven en ello dispendio, derroche y frivolidad en calendas como estas en las que escasea el trabajo y apremia la necesidad.



            Pasmados, hemos comprobado que la ciudad se ha llenado de carteles, convocatorias, panfletos y proclamas narrando las excelencias de tal o cual candidato y a costa de buenos maravedíes dilapidados en imprentas e papel e tintas, preguntándonos quién paga todo ello y si tras los comicios serán retirados por la misma mano que los pegó. Queda, pues, la Ciudad en lamentable estado de suciedad.



            No falta quien alude a corruptelas varias y tejemanejes diversos a la hora de alcanzar la ansiada jamuga concejil, y que en ello a muchos candidatos, sueltos de lengua y vivarachos en el ademán, se les va la vida jurando y perjurando cumplirán todo lo prometido, por audaz que sea, y que acatarán la voluntad salida de los escrutinios, por contrario que resulte. Siendo honestos, habrá que mencionar, otrosí, a honrados gestores e íntegros gobernantes, mas éstos laboran sin alharacas y queda su trabajo oscurecido por lo antes mencionado.


            Item más, que como en esta bendita tierra no falta la denominada “guasa”, ésta materialízase también en estas cuestiones electorales, baste como muestra el regocijante bando que hallábamos hace escasas jornadas en un establecimiento perteneciente al gremio de los corseteros, cercano a la Venera.



            Los hispalenses, haciendo honor a su diligente responsabilidad, acudirán a votar, pero no es menos cierto que quizá sea este el único momento, cada cuatro años, en los que son tenidos en cuenta. Y bien sabe el Todopoderoso que, en vez de introducir la papeleta en la urna debiérase, como en mis anheladas calendas, introducir bola negra para manifestar disconformidad y rechazo.

            No ha mucho leímos sabia frase que a nos, en lo tocante a esta materia, nos resultó asaz atinada: “Políticos y pañales han de cambiarse a menudo y por idénticos motivos”

            Dicho queda.