13 agosto, 2018

La Plaza de Agosto.-

Como parece que Don Alonso de Escalona se nos ha marchado temporalmente de vacaciones estivales, o al menos eso nos indicó por misiva escrita, en esta ocasión cambiaremos de modo de transmisión, pues esta vez será nuestra voz la que cuente curiosa historia acerca de la Plaza de la Virgen de los Reyes.

Esperamos os plazca, fue emitida en el programa radiofónico "Estilo Sevilla" el 13 de agosto.



30 julio, 2018

Un ciento y cincuenta.-


Mucho ha acontecido desde aquel primer pliego allá por marzo de 2011; aletargados por tan gran tiempo somnolientos, pudimos comprobar como la Urbe que conocimos y amamos había mudado de tal forma su apariencia que nuestra congoja fue no poca.


De tal modo, y siguiendo sabios consejos, nos propusimos, para espantar temores, poner por escrito nuestras andanzas, quehaceres y desventuras, y por tanto, durante estos siete años, en ciento cuarenta y nueve pliegos, hemos narrado sucesos peregrinos, acontecimientos anuales, historias desconocidas, descripciones pormenorizadas, críticas despiadadas, narraciones imaginadas, periplos enjundiosos, viajes a tierras extrañas o simplemente aquello que en momento concreto llamó nuestra atención y merecedor fue de ser descrito.


En tanto tiempo mucho hemos cambiado en lo malo y bueno, han marchado a presencia del Creador  gentes amadas pero han llegado otras muy queridas, incluyendo amada esposa y tierno infante que literalmente ha puesto nuestras vidas del revés y que con sus ocurrencias, gracias y travesuras hace nuestras delicias y que supone gran don del Todopoderoso por el que agradecidos estaremos siempre.

 

 Por todos ellos, y por todos cuantos siguen, leen, disfrutan o denostan este humilde Blog va este 150° pliego, en la confianza de que seguiremos, no lo duden, por estos lares. Agradecidos siempre, que el Señor os lo pague con creces.

22 junio, 2018

Lances de amor.-

Hemos andado unos días ciertamente  mohínos, por acaeceres de la vida, de modo que aqueste pliego sirva para echar a caminar de nuevo, que cosa funesta sería no aplacar tristezas con andanzas. 

Créannos vuesas mercedes si afirmamos con certeza que cualquier tiempo pasado fue mejor en cuestiones de amoríos; era el cortejo de la dama paciente empeño que necesitaba de galanterías, dádivas, palabras exquisitas e inmejorable trato si uno deseaba alcanzar el favor de la anhelante dueña de su corazón.

Existían, es cierto, modos y maneras. Bebedizos y filtros, oraciones y conjuros, amuletos y supersticiones, estratagemas "non sanctas" para llevar a cabo tal logro, mas algunos cayeron en manos de alguaciles, o peor, del Santo Oficio por excederse en sus artimañas, con lo cual quedaron a dos velas, nunca mejor dicho. 

No dejaremos en el tintero, empero, aquellos otros que simplemente recurrían al socorro de la Mancebía y sus "doncellas", práctica poco cristiana, insana y nociva y que hasta podía traer fatal desenlace por contraer el "mal francés" o cualesquier otra afección de inescrutables consecuencias. 

Viene todo esto a colación de extraño pasquín hallado no lejos de la Puerta que llaman del Osario, en la que un galán reclama la atención de cierta damisela, mas parece ser que o bien ella muéstrase desdeñosa o bien porque el olvidadizo pretendiente adolece de experiencia, todo ha quedado, entendemos, en desolador encuentro por proporcionar de mal modo unos números que suponemos han de ser como secreta clave para que el amorío prospere.


No seremos quienes hagamos de trotaconventos o alcahuetes proporcionando tal número, mas convendrán con nosotros que no deja de ser curiosa forma de trabar contacto ajena a cortesías, gentilezas, pleitesías y reverencias... 

P.D. Si la dama en cuestión leyera aquestas líneas, mándenos recado y gustosamente daremos razón.

07 junio, 2018

De buena fuente.-



Aunque ahora claman sobre manera voces que solicitan más, hemos de decir que en nuestra época, ya lo contamos en oportuno pliego,  abundaban fuentes y surtidores en aquella urbe hispalense. Servían, que duda cabe, para cubrir necesidades elementales de no pocos sevillanos que carecían del suministro de los mal llamados Caños de Carmona (pues ni son caños, sino romano acueducto, ni provienen de tan bella ciudad, sino de Alcalá de los Panaderos o de Guadaira) y que en caso contrario debían recurrir a pozos de agua salobre que finalmente se volvía inmunda, con el consabido perjuicio.

No hace muchas mañanas, dando agradable paseo con magníficas temperaturas junto a nuestro joven aprendiz, descubrimos singular monumento. Acercándonos al mismo, descubrimos inscripción en él que nos aclaró su fecha: 


Intuímos que tal reseña alude a la Exposición Iberoamericana de 1929, aunque más tarde descubrimos en docta publicación que la fuente no había sido sino exigua farola en principio, y que fue erigida en otros lares de la ciudad, próximos a campo de juego verdiblanco, hasta que en 1972 pasó a ocupar su actual emplazamiento, convertida en surtidor, en la Avenida que llaman de Málaga.


Mas si agradablemente sorprendidos quedamos por la bella factura (debida a José Lafita Díaz) de tan airoso ingenio hidráulico, conmovidos hasta extremos inenarrables quedamos igualmente al contemplar otra fuente de minucioso diseño, meritorio dibujo y complicado herraje, esta vez, recientemente ubicada frente a antigua estación de ferrocarril, no lejos de la primera.

Altamente emocionados, hasta con lágrimas en los ojos, admiramos tan tremendo artilugio que sin duda pasará a los anales de la historia por su inconmensurable hermosura y por elevar hechura a cotas inimaginables; juzguen, juzguen vuesas mercedes y convendrán con nosotros, vive Dios, que espanta tamaña grandeza (como dijo aquel):



29 mayo, 2018

Querellas de Corpus.-



Aconteció una fresca mañana de Corpus de 1578 (el año disculparan no lo tenga seguro), no bien la procesión de la Santa Iglesia Catedral transcurría por la Collación del Salvador. Aprestados en una esquina de la calle de Talabarteros (esa que agora vuesas mercedes llaman de Álvarez Quintero por utreranos escritores de comedias) nos disponíamos a contemplar el cortejo, con su algarabía de Tarasca, Danzas, Cantos y Músicas, con sus carros decorados a cuál más cuidado por sus respectivos Gremios, cada cual con su pendón, con sus Cofradías y sus coloridos estandartes, con sus andas portando santos y reliquias, cuando surgió la pendencia. 

Un galán, boquirrubio y , con voz aguda y lleno de cintas y encajes, requirió de malas maneras a cierto caballero que apartara su presencia de él, pues afirmaba no poder ver el discurrir de la procesión, a lo que el caballero, apretando ya mano sobre empuñadura de su toledana, sugirió que buscase otro lugar, pues él llevaba cogiendo sitio desde antes que los mozos del Cabildo esparcieran el romero por las calles y que ni en sueños pensaba en moverse. 

El pisaverde, que se hacía acompañar de cierta damisela emperifollada "ad nauseam" para la festividad, no parecía dar su brazo a torcer y de nuevo reclamó, esta vez con peores modos y espantosa urbanidad que el caballero abandonase su sitio, increpándolo de viva voz. Y lo que es peor, criticó con acritud, para regocijo de algunos, los malos los olores que desprendía y que, quien sabe, a buen seguro tuviera sangre judía, lo que explicaría el tamaño de su nariz. 

Herido en su honor, antiguo Alférez en Indias, atezado en la espada y sanguíneo de carácter como era, con rutinario movimiento el caballero pensó que hasta aquí se había llegado, sacó a relucir raudo el acero y certero atravesó con él el pecho del petimetre, bisoño en esgrima sin duda, que puede decirse feneció en lo que se tarda en decir "Amén" mientras en ese instante pasaba, creemos recordar, el Niño Jesús de la Cofradía del Sagrario. 

Gritos, carreras, algún que otro vaído y sorpresa general, el caballero marchó con pasos apresurados hacia la Plaza del Pan sorteando la multitud y nunca más se supo de él por más que alguaciles y corchetes intentasen prenderlo. Los canónigos, capellanes y racioneros, apesadumbrados por tan inoportuno incidente, apenas dieron los santos óleos al moribundo, acordaron proseguir con la procesión y aplicar la Misa Solemne de Pontifical en sufragio del alma del desdichado galán.



Con el paso del tiempo, acordóse instalar Cruz, de hermosa factura en jaspe, que recordase tan desdichado suceso, Cruz que a la postre llamóse de los Polaineros por ser este el Gremio que cuidase de ella con solícito empeño. Y cuéntase, que allá por 1840 fue retirada de allí y situada en el Patio de los Naranjos del Salvador, dónde aún permanece. 


09 mayo, 2018

Mañara.-



Pensarán vuesas mercedes que tras tanto tiempo ausente por estos lares quizá andaría remando en galeras del Rey o quizá sepultado en lóbrega cripta parroquial; nada más lejos, sino que negocios familiares nos tienen afortunadamente ocupados en demasía como para perpetrar texto alguno en este ventanal de letras. 

Pero quizá sea ésta fecha indicada para retomar andanzas aprovechando que tal día como hoy entregaba su alma a Dios, en olor de Santidad, el honorable caballero de Calatrava Don Miguel de Mañara, preclaro refugio de los pobres en su celebérrimo Hospital de la Santa Caridad y que aún anda aguardando ser beatificado sin que se sepa a ciencia cierta por qué no ha sido elevado a los altares como merece. 

La leyenda, mala en su caso, quizá le haya seguido como funesta compañera de viaje, más es cierto que gran parte de su vida terrena la pasó haciendo el bien y recabando donativos (dando "sablazos" como agora se dice) para culminar su gran obra. 

 Baste, como prueba, un botón:

Cuentan de él que en cierta ocasión, habiendo recibido generoso donativo (500 reales, nada menos) de un alma caritativa en grado sumo, hallóse en la tesitura de no saber a quién entregarlo; decidido a cumplir su cometido, decidió ponerse en manos de la Divina Providencia y montando en su cabalgadura dejó a ésta a rienda suelta, de modo que se encaminara a donde más le agradase. Y hete aquí que el jamelgo, sin dudarlo, terminó su periplo deteniéndose junto a la muralla, cerca de la Puerta de la Macarena, justo en un concreto lugar, pues de allí no consintió en moverse el animal, donde halló Don Miguel mísera casucha en que malvivía una familia huera de dineros con sus progenitores enfermos y numerosa prole sin apenas ropa con la que vestir y pobreza en grado sumo. Sobra decir que recibieron la limosna con incrédulo agradecimiento y que Mañara marchó por el barrio de la Feria satisfecho por, una vez más, haber cumplido con creces con su caritativo cometido...


09 junio, 2016

Paso a dos


 Nos contaron aquesta historia una noche entre jarros de mosto, aceitunas, queso y chicharrones, que para eso no andábamos alejados de la Plaza de la Feria, famosa por sus manjares y valentones: 

 "Se cuenta que, en tiempos del buen rey Felipe el Cuarto, unos enamorados, de buena cuna y aristocráticas familias, hartos de soportar la negativa de sus progenitores, fugáronse una noche, contrayendo matrimonio con la complicidad y aquiescencia del párrroco de Omnium Sanctorum y su sacristán. 



Conchabados todos, con dos testigos aprestados para la ocasión, contrajeron nupcias, sin que el secreto fuera levantado. Prometiánselas muy felices, e incluso celebraron banquete con más íntimos deudos, donde no faltaron ni las risas ni los bailes, amén de razonables cantidades de apetitosas viandas y deliciosos vinos del Condado y el Aljarafe. 

Mas cuentan también que, encolerizadas ambas familias por tamaño desafío, una vez conocido el suceso, los apresaron y obligaron a renunciar a tan cabal matrimonio, ingresando el marido en un monasterio cartujo y ella en convento de clausura, no lejos de San Marcos. Quedó con ello tapado el escándalo y el honor en salvaguarda de tan nobiliarias casas.


 Pueden imaginarse vuesas mercedes cómo el dolor por la separación y la angustia por no saber el uno del otro causaron tan profunda tristeza que en lo sucesivo renunciaron a toda visita o contacto con sus semejantes, al heremítico modo."



Llega hasta aquí la narración, amable lector de estos pliegos. Apócrifa o no, se dice que, fallecidos al cabo de los años, todavía en aquestos tiempos que corren, pueden verse sus osamentas por la calle de la Feria, bailando como si fuera la primera danza de su convite nupcial, ora una zarabanda, ora una chacona y que quienes así los han contemplado incluso han escuchado melodías alegres que acompañan los pasos y giros de los frustados esposos...

02 junio, 2016

En los huesos...

No hace muchas fechas, realizamos interesante periplo por tierras portuguesas, en concreto allá donde desemboca el caudaloso Tajo, en la insigne Lisboa, ciudad sin duda preclara y merecedora de alabanzas por lo benigno de su clima, sus gentes y monumentos, aunque, a fuer de ser sinceros, no hallamos ni chicharrones ni observan la costumbre de servir altramuces a la hora de beber vinos o derivados de la malta y la cebada.


En ella, descubrimos interesante fundación carmelitana, mas al entrar en ella nuestra devoción e interés trocáronse en extrañeza y hasta desasosiego.


Fue al parecer el noble Nuno Álvares Pereira (canonizado al andar de los años por Su Santidad Bendicto XVI) quien en el año del Señor de 1389 realizó piadosa fundación de un monasterio advocado del Carmen en la capital portuguesa, mas sin duda tratóse de convento con regular fortuna, perteneciente a la orden dominica, ya que en el nefasto terremoto del 1 de noviembre de 1755, funesto para Lisboa y que provocó no pocos destrozos y víctimas, quedó derruido y desolado de modo espantoso, sin que hubiera mecenas o patronos dispuestos a reconstruirlo.


 Y todo ello pese a fortaleza de sus muros, como bien puede apreciarse, ya que sobrevivieron al seismo, quedando en pie como pétreas osamentas de descarnado edificio (casi poéticas palabras nos han salido, vive Dios...). 


Convertido en museo arqueológico, su iglesia se nos aparece desnuda de ornamentos y hasta de techumbre, con el cielo lisboeta como única bóveda, lo cual no deja de tener su encanto cierto.