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19 junio, 2023

La Mezquita "De los Osos."

En esta ocasión, y con la venia, vamos a centrarnos en un lugar poco conocido y del que aún subsisten elementos de cierta antigüedad, lo que ha llevado a muchos historiadores a resaltar su importancia, pese a que en la actualidad el edificio en cuestión sea mucho más conocido por algo que las religiosas que lo habitan venden casi a los pies de la Giralda que por otras cuestiones; pero como siempre, vayamos por partes. 

Durante la etapa de dominación musulmana, entre el año 712 y 1248, Sevilla poseyó hasta dos mezquitas mayores, o aljamas. La primera, la de Ibn Adabbás, fue constituida en el año 829 por el Cadí o Juez que impartía justicia por aquel entonces y algunos de sus restos arqueológicos se conservan a tres metros bajo tierra, en la cripta de la Iglesia Colegial del Salvador, sin olvidar la base de la torre que da a la calle Córdoba o los fustes y capiteles semienterrados del patio de los naranjos, que habrían formado parte del Sahn o patio de abluciones de dicha mezquita. A partir de 1172 las autoridades musulmanas, dado que la mezquita Ibn Adabbás se había quedado pequeña, determinaron la construcción de una de mayores dimensiones, y que a la postre será sustituida por la actual Catedral Hispalense.

 
No fueron éstas, evidentemente, las únicas mezquitas existentes. Se sabe, por ejemplo, que la comunidad judía recibirá en 1248 de manos del rey Fernando III un total de tres mezquitas para que se transformen en sinagogas, las actuales parroquias de San Bartolomé, Santa María la Blanca y Santa Cruz (el templo derribado por los franceses en 1814, no el actual de calle Mateos Gago). Aparte, la legislación del hijo del Rey Santo establecía sobre estas mezquitas: "E las mezquitas que debían ser antiguamente deben ser del rey e puédelas él dar a quien quisiere".

No es de extrañar, por tanto que en cada barrio hubiera oratorios o mezquitas de menor entidad, como es el caso, por citar algunas, de las situadas en zonas como San Gil, Santa Marina, San Julián o en el mismo barrio del Salvador, donde el historiador Julio González, gran autoridad en la materia, constató la presencia de hasta nueve antiguas mezquitas de barrio, algunas de ellas convertidas ya en 1411 en tiendas o viviendas. En total, algunas hipótesis, como la planteada por Pablo Roncero, marcan la existencia de noventa y tres mezquitas en la ciudad, de las que sólo un treinta por ciento se destinó al culto católico, mientras que un importante porcentaje, más del sesenta, se dedicó a uso mercantil o comercial. 

Otra de estas mezquitas, enclavada muy cerca de la Mezquita Mayor y próxima al posteriormente conocido como Corral de los Olmos, fue denominada la "De los Osos", sin que se sepa a ciencia cierta el motivo de tal apelativo, cuando menos curioso; en 1910, José Gestoso, a quien recurrimos de nuevo, publicó un breve artículo en el que afirmaba haber investigado el llamado "Libro Blanco", conservado en el Archivo catedralicio, que data de 1411. En él, figura una relación de las mezquitas otorgadas a cristianos durante el Repartimiento posterior a la conquista de la ciudad en 1248 y fruto de esos datos pudo comprobarse también que en ese año de 1411 existían unas casas muy cercanas al lado oriental de la catedral, vivienda habitual del Arcediano de Écija y canónigo catedralicio Fernán Martínez, al que. pese a sus buenas relaciones y elevado nivel intelectual se calificó como "varón de exemplar vida, pero de zelo menos templado que conviniera"; todo ello en relación a sus furibundas predicaciones e instigaciones contra los supuestos males provocados por los judíos del reino, que dieron como resultado el tristemente conocido Asalto a la Judería de Sevilla de 1391.

Pues bien, no deja de ser interesante que años después de este "Pogromo" antisemita, el propio arcediano fundó y dotó en 1404 un hospital bajo el patronato de Santa Marta usando para ello parte de sus casas y adquiriendo otras propiedad del cabildo de la catedral, todo ello mediante un trueque o intercambio, en el que entraron en juego varias casas, una bodega y tres mil maravedíes por la propiedad antes aludida; además, en el documento se afirma que: 

"Otorgamos y conoscemos que vos damos agora e para siempre en troque e en cambio que conosco facemos para el dicho ospital las casas que se siguen conviene saber: la mezquita que disen de los osos iten las casas que dexó Domingo Pérez, etc."

El hospital se benefició del legado testamentario del arcediano de Écija, llegando a suministrar hasta cuarenta o cincuenta comidas diarias a los menesterosos de aquel tiempo; conviene destacar que esta denominada mezquita "De los Osos", quizá fuera la misma, como describió el analista Ortiz de Zúñiga , que la que Alfonso X solicitó a la catedral: "pidió el Rey Don Alfonso X al Arzobispo y Cabildo unas mezquitas de las cuales había dado para morada de los físicos que vinieron de allende e para tenerlos más cerca, porque eran cercanas al Alcázar", o lo que es lo mismo, quizá se tratase de aquellos científicos de todas las ramas que el Rey Sabio congregó en torno suya para hacer de su Corte un lugar para la sabiduría y el entendimiento.

El mismo Gestoso y otros autores han estudiado los escasos restos que se conservan de esta mezquita, constatando que lo que ha sobrevivido se encuentra integrado en los muros del convento de religiosas agustinas de la Encarnación, en la plaza de la Virgen de los Reyes, sobre todo son visibles en el exterior correspondiente a la cabecera de la iglesia, antes de entrar en el callejón que da a la plazuela de Santa Marta; en esos muros se pueden ver varios ángulos que Gestoso atribuyó a "fábrica sarracena" así como varias ventanas ciegas con arcos polilobulados. 

El convento de agustinas, también conocido como el de Santa Marta, se fundó en 1594 en la plaza de la Encarnación, pero tras ser expulsadas de allí durante la invasión francesa en 1819, y con la ayuda del Cardenal Cienfuegos, las monjas recalaron en este antiguo hospital, donde continúan por fortuna haciendo gala del viejo lema de las clausuras, "Ora et Labora",  elaborando las formas para consagrar en las eucaristías de toda la diócesis, dándose la circunstancia de que las sobras, los famosos "recortes", son compra ineludible en su siempre solicitado torno. Como curiosidad, en 1868 el convento acogerá a las religiosas procedentes de otro convento agustino suprimido, el de Nuestra Señora de la Paz de la calle Bustos Tavera. 

Como detalle final, ¿Cuál fue la última mezquita que mantuvo abiertas sus puertas? Es complicado saberlo pero, según investigaciones realizadas en archivos hispalenses, tras las rebelión morisca de las Alpujarras, en 1502 se decretó la expulsión de los mudéjares sevillanos, la mayoría residentes en la morería del Adarvejo, en la zona de San Pedro y Santa Catalina, procediéndose a la incautación de la única mezquita que existía entonces, localizada en la antigua Plaza de Argüelles ahora del Cristo de Burgos. Su expulsión supuso un importante cambio social y económico, y la huella artística dejada por los mudéjares será siempre más que patente en Sevilla, pero esa, esa ya es otra historia.