Créame vuesa merced que ahora nos lee, que si bien hemos deseado escribir pliegos en aqueste blog con asiduidad mayor, no es menos cierto que negocios y tareas varias nos lo han impedido.
Paseando como hacemos de ordinario por la calle llamada de la Cuna, al llegar a esquina con la apelada de Francisco Pelsmaeke (insigne jurista y catedrático de leyes, por otra parte), topamos con que dos figuras andaban de jarana en pleno balcón, como si con su guitarra y seguidillas espantaran los fríos invernales que ahora padecemos.
Comprobamos, no sin cierto estupor, que eran curiosas e inmóviles efigies con las que búscase llamar la atención en negocio allí establecido, aunque a fuer de ser sinceros, no deja de ser extraña disposición y peculiar extravagancia.