Luminosa mañana nos acogió con calor sin agobiar en la redondez del coso taurino propiedad de los caballeros maestrantes, y como quiera que acudimos con inmejorable compañía nos aprestamos a disfrutar, pues, de la belleza de tamaña Plaza y del concurso de enganches que anualmente celébrase en la misma.
Principió con gallardo desfilar de tropa a caballo bien pertrechada con lanzas en ristre y musical escolta de clarines, proclamando que había que despejar el ruedo para no entorpecer el marchar de los carruajes. Con briosas maniobras, ejecutaron no pocos cruces y trotes, a cuál más difícil, siendo aplaudidos los del Benemérito Instituto por el numeroso público congregado.
Como quiera que no somos doctos en materia de guarniciones, cabezales, riendas o lacayos, ni como dominamos terminología al uso con nombres de carromatos tales como calesas, milords, faetones, carretelas, landós o breaks, mejor será dejar constancia gráfica de parte de lo que contemplamos y que el paciente lector de estos pliegos disfrute de la belleza de tan cuidadosa exhibición.
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