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19 marzo, 2012

Porvenir.-


Elucubraciones, presentimientos, pálpitos, vaticinios, cavilaciones, profecías, augurios, pronósticos, todo conjúgase en aquestas preclaras fechas por mor de lo que avecínase.

Aunque hará presto un año que retornamos a aqueste estado merced a divina gracia, no dejará nunca de sorprendernos la demasía con que dispónese Hispalis a vivir aquesta semana y la añadida, que aunque prestamente hubimos colegido que los tiempos habían mudado a mejor o a peor, empero, queda meridianamente claro cómo, al decir de presocráticos filósofos, no podremos bañarnos nunca en aguas de mismo río. Todo muda y todo cambia.


Abunda de nuevo extensa cartelería, proliferan actos y eventos, congréganse multitudes en torno a significativos lugares. Pensará agudo lector que disertamos acerca de nuevos comicios en esta Andalucía nuestra, pero comprenderá que no andan por ahí los tiros, pues poca atención merecen políticos, sean del signo que sean, que agora acuérdense de votantes para luego olvidarlos prestamente no bien vuélvanse a guardar urnas.



No pocas noches, de regreso de nuestros quehaceres cotidianos, nos hemos topado con curiosos cortejos arremolinados en torno a andas vacías, sin más exorno que sacos terreros o duras vigas de piedra, constituyendo asunto peregrino que sean tantos quienes sigan con devoción tales demostraciones.


Templos y capillas afánanse en preparativos. Sin embargo, comenzamos a percibir ansiedad extrema en no pocos, sudoraciones excesivas en algunos. Conteniendo aliento, aquellos ansían conocer resultado, estos, adelantar manecilla de reloj, aquestos, atisbar en lontananza lo que Destino deparará, esotros, lograr desatar gordiano nudo y alcanzar, en fin, panacea a tenor de lo padecido un año ha: ¿tendremos lluvia o no?


Por nuestra parte, píos creyentes más sin ínfulas de beaterío, pensamos que mejor será   dejar que todo venga, que acérquense jornadas de dolor y gozo; y dejemos a la  Providencia o el Destino  que tracen su boceto…  



Post scriptum: siendo de bien nacidos el ser agradecidos, quede constancia de la procedencia de la instantánea que encabeza aqueste pliego, gentilmente cedida para la ocasión por lectora habitual de estas torpes letras.

22 febrero, 2012

Ceniza.-

"Memento Homo, Quia Pulvis Es, Et Pulverem Reventeris..."

 Será aquesta Cuadragésima, a buen seguro, tránsito extraordinario para no pocos que aguardan días mayores. Dado que, devotamente, acudíamos cada año a que cenizas impusiérannos sobre nuestra pobre frente pecadora, sabedores que se nos diría, una vez más, que polvo éramos y en polvo convertiríamosnos, no dejaremos por ello tan piadosa y humilde costumbre, máxime cuando el Creador nos invita a conversión profunda, enderezar senda y practicar limosna.


Ayunos severos y pesadas abstinencias de carne en viernes acompañaban la Cuarentena, cerrábanse teatros y lupanares (con gran disgusto por parte nuestra, en lo tocante a los primeros, vive Dios), siendo que muchos pasaban horas escuchando prédicas y sermones, mientras clerecía no daba abasto con confesiones y penitencias. Oír homilías era pasatiempo asaz frecuente, y en torno a púlpitos congregábase tropel de fieles ansioso, doliente por sus pecados y ansioso por alcanzar salvación.

Duda no hay que hogaño ni proliferan tremendos sermones ni agólpanse contritos devotos cabe púlpitos, pues no falta quien afirme que aquestos tiempos han trocado púlpitos de mármol o herraje por modernas máquinas desde las que pastorear rebaño, que bobaliconamente asiente y sigue dictados para casi todo.


Mas como dijo aquel, la memoria escoge camino corto para herirnos y serán estas semanas de vísperas ocasión para revivir sensaciones, recuperar viejos hábitos, resucitar buenas costumbres y, por qué no, renovar desde ánimos enfriados hasta prendas desgastadas. Incluso no faltará quien se entregue desaforadamente a prácticas vinculadas a pebeteros de incienso, sonidos de tambores o cornetas, anhelantes semanasanteros que tras pertinaces precipitaciones del pasado año cuentan excitados cuanto resta.




Quede para otra ocasión mencionar cómo en aquestos severos tiempos habría que imponer duras penitencias a no pocos, por sus desmanes y corruptelas, y aquí que cada cual haga de su capa sayo e añada a quien plazca, que a fin de cuentas entra mos en tiempos de conversión y perdón.


 

15 abril, 2011

Cera




Pergeño aquestas torpes palabras. Mis sentidos andan nublados, extraña contradicción, por un sol blando y perezoso. La Ciudad parece haberse adentrado en también extraña contradicción.


Quienes me aprecian me han contado y narrado las maravillas de aquesta vigésimo primera centuria, de la milagrosa y casi mágica electricidad que arriba a los hogares por finos hilos y alumbra y proporciona energía a curiosos engranajes y aparatos que muévense a su albur y mejoran no poco la humana existencia: lavan ropajes, calientan viandas, enfrían y hasta hacen de hielo pescados y carne o hacen funcionar extraños mecanismos de los que salen melodías y voces humanas que ignoro de dónde proceden mas me maravillan en grado sumo.



Sin embargo, en estas jornadas previas al Tríduo Sacro, observo cómo, pese tanto adelanto los hispalenses parecen retornar a mis fechas, y aunque desconocen las virtudes de los candiles y bujías de aceite, empero, se han lanzado sin freno a adquirir cera de a dos, de a cuatro y hasta de a ocho libras, con el indudable fin de suministrar lucimiento a las calendas que se avecinan.



Perviven obradores en los que la cera de los panales se convierte en cirios, codales, hachas, hachones, lamparillas, mariposas, velas, y demás, y con colorido vario y aspecto novedoso para nos como es en forma de flores de cera que quedan ornando las andas de la Santísima Virgen bajo palio.



Y no faltan candeleros, blandones, candelabros, lámparas, faroles, guardabrisas o fanales en los que campee triunfadora la cera como venida de mi época a dar prestancia y luminosidad a cultos, procesiones y esperas.


Item más, hay profusión della en templos, capillas, iglesias y colegiales, en balcones y fachadas, aunque no sean palacios ni mansiones nobiliarias.


Ya lo dijo nuestro Criador: “Fiat Lux”. Y en aquesta tierra tómanselo al pie de la letra. Doy fe dello.

31 marzo, 2011

Tribunas...

Solazábamos una mañana con el buen tiempo reinante en aquesta ciudad cuando, movidos por mala curiosidad, nos acercamos a contemplar unas extrañas estructuras de fierro que fornidos mozos componían con presteza y diligencia en la Plaza cabe dónde estuvo el Convento Casa Grande de San Francisco.

La curiosidad dio paso al merodeo y de éste pasóse al fisgoneo, toda vez que ignorábamos la utilidad de aquellas estructuras tan bien compuestas, ordenadas y alineadas que dejaban una especie de calle central y se elevaban en forma de graderío o tablado.

Item más, no eran pocos los conciudadanos que se arrimaban a ellas con semblante felicísimo y admirativo comentando tal o cual detalle pese a ser sólo eso, metal y madera, y además de lo más humilde y sencillo que hallarse pueda. No faltaban quienes, incluso, sacaban bocetos e imágenes de aquel andamiaje gracias a curiosas y diminutas maquinarias, simulacros de muy gran parecido al original y ejecutados sin ayuda de pincel o carboncillo, lo que nos maravilló en demasía…

Nos preguntamos: “¿Acaso el Santo Oficio convoca a Auto de Fe?”

No habíamos oído pregón alguno, ni se habían pegado las habituales convocatorias; de tan enojoso dilema nos sacó cierta dama que por nuestro lado acertó a pasar, bien atildada y con sumo gusto vestida, la que nos aclaró con hispalense donosura que hacía tiempo esta plaza no era escenario de tales autos y que agora  herejes, bígamos, blasfemos, usureros, sodomitas, brujos, hechiceros y clérigos acusados de deslices contra natura no eran acusados ni mortificados por el Santo Tribunal, antes bien, eran cosa del común, de lo cual nos escandalizamos no poco.



De tal manera que, solventado el entuerto y perdida la vergüenza, osamos preguntar a los antedichos mozos y éstos nos contestaron que andaban componiendo los “palcos”, palabra que al parecer es ahora la que define la forma y manera en la que los hispalenses pudientes prefieren contemplar el paso de las cofradías en las fechas de la Semana Santa, ya que en aquel lugar rivalizaban en lucimiento y gallardía tanto unos como otros. Y que en aquestas tribunas toman asiento los Regidores de la Ciudad haciendo uso de sus mejores galas, aunque haya algún que otro Regidor que por su ateísmo prefiere no hacer acto de presencia, lo que también nos escandalizó no poco.

Y todo ello nos sorprendió sobremanera, empero no era habitual en nuestra época sino el acudir a presenciar el devoto transitar de las hermandades en lugar cualquiera, al albur, y ver como incluso en cruces de calles producíanse no pocas pendencias por mor del derecho a pasar una cruz ante otra, con profusión de  desmanes, desvaríos y cirios maltrechos, que la Autoridad no solía atajar debidamente. Ya lo afirmaba cierto refrán de mi siglo: “Ni fía, ni porfía, ni cuestión con cofradía”.

Habida cuenta todo lo dicho, decidimos no hacer uso de los dichos Palcos, y que cuándo llegasen tan gozosas fechas resolveríamos como la Providencia nos designase.