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03 enero, 2024

Aquellas Cabalgatas.

Como no podía ser menos, recién estrenado este año 2024 y hallándonos en las fechas en las que nos hallamos, en esta ocasión vamos a intentar viajar en el tiempo y trasladarnos a hace un siglo, para comprobar cómo celebraban los sevillanos la llegada a su ciudad de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente; pero como siempre, vayamos por partes. 

En aquellos "Felices Años Veinte", posteriores a la llamada Gran Guerra, Sevilla se preparaba con premura para la Exposición Iberoamericana, cuya fecha de inauguración estaba fijada, tras no pocos retrasos, en 1929, todo ello en medio de un clima de inestabilidad social, voces reformistas que buscaban cambios y mejoras tanto a nivel nacional como a nivel local y la guerra en el norte de África como trágico telón de fondo por todo lo que conllevaba.

Foto: Reyes de Escalona.

Como es sabido, gracias a la encomiable figura del escritor y poeta José María Izquierdo ("Jacinto Ilusión), la primera Cabalgata de Reyes Magos se puso en la calle el 5 de enero de 1918, organizada por el Ateneo de Sevilla, saliendo desde la entonces calle Lombardos, ahora Muñoz Olivé, no lejos de la Plaza Nueva. Como ha divulgado el propio Ateneo, en aquella histórica primera ocasión las carretas de bueyes que participaron en aquel recordado cortejo repartieron más de 1.800 bolsas de caramelos, casi 500 cajas de dulces y 3.400 pesetas en juguetes más 1.000 en metálico, todo ello logrado merced a una campaña realizada entre todos los sectores de la ciudad, que se volcó tanto con sus donativos como en acompañar por las calles la primera cabalgata.

Foto: Ateneo de Sevilla.

José María Izquierdo, autor de la indispensable "Divagando por la ciudad de la Gracia", fallecerá en 1922 a la prematura edad de 36 años, dejando como legado para Sevilla haber constituido las figuras de los Reyes Magos y su Cabalgata como pórtico indispensable para una noche mágica, la de cada 5 de enero, en la que la ilusión y los caramelos se reparten a manos llenas.

Durante las Pascuas, la ciudad se aprestaba a celebrar la cabalgata poniendo todo de su parte, desde la consabida cuestación de donativos, que se publicaba en largas listas en la prensa local, hasta incluso, como en 1923, con un festival taurino a beneficio de los Reyes Magos, celebrado en la Plaza de Toros de la Real Maestranza y al que se facilitaba el acceso mediante invitación a todos los niños de las escuelas públicas y benéficas acompañados de sus maestros. Rifas, regalos, la actuación de los payasos "Charlot" y "Fatigón" y la lidia de una becerra (que no murió en la plaza), completaban esta celebración que servía para alegrar a los niños y, tal vez, recabar fondos para la Cabalgata, con la particularidad de que este festejo tenía lugar el día 6 de enero por la tarde. 

En cuanto al recorrido de la propia Cabalgata, por aquellos años el vistoso cortejo se formaba, salía y entraba del interior de la Plaza de Toros de la Real Maestranza, partiendo en dirección a los diferentes centros de beneficencia de la ciudad; el Ateneo, por su parte, invitaba a los sevillanos a que adornasen fachadas y balcones de las callas por la que transitaba la cabalgata pero, por qué no, quizás sea mejor que permitamos a un anónimo "plumilla" del diario El Liberal que narre el paso de los Reyes, provenientes de la calle Adriano, por la calle en la que estaba la sede del propio periódico:

"Al hacer su entrada en nuestra calle -García de Vinuesa- adquiere el espectáculo más que extraordinario lucimiento, verdadera solemnidad. El electricista Romero ha hecho una magnífica instalación de acera a acera en honor de los Reyes populares.

El industrial señor Ruiz de los Ríos ha adornado también su casa, instalando en la muestra del establecimiento una preciosa "estrella de rabo", a base de luces y flores. En todos los balcones hay colgaduras y al nivel de los barandales un rosario interminable de caritas de "diablos" en que se refleja una expresión de asombro ante la realidad de tanta grandeza para ellos..."

El orden del cortejo que efectuó su salida en 1923 a partir de las seis de la tarde estuvo conformado por: Gran Visir, Trompeteros anunciadores de los Reyes, Estrella de Oriente, Pajes, Heraldos, Batidores con banderas y estrellas, Rey Melchor con su séquito, Tres mulas con angarillas, una carroza adornada, banda de música municipal, batidores con banderas y estrellas, Rey Gaspar con su séquito, tres mulas con angarillas, Banda del Regimiento de Granada con tambores, una carreta adornada, Batidores con banderas y estrellas, Rey Baltasar con su séquito, tres mulas con angarillas, una carreta adornada y cerrando una banda de música.   

Los Reyes en San Luis. Foto: Ateneo de Sevilla.

No deja de tener interés cómo el anónimo cronista de El Liberal alude a que los Reyes visitaban el Hogar de San Fernando (situado en las inmediaciones de San Leandro por aquel entonces), el Hospicio Provincial (ahora Conjunto Monumental de San Luis de los Franceses) o el Hospital de las Cinco Llagas, donde los Reyes entregaban regalos a niños y enfermos. Se ve, además, que el periodista acompañó como reportero todo el recorrido de la cabalgata, recogiendo anécdotas, impresiones a pie de calle, e incluso cartas a Sus Majestades, algunas de las cuales no nos resistimos a reproducir por su especial gracejo:

"Señores Reyes: las niñas quieren sillas y costureros y Rafael quiere un libro de cuentos. - Rafael de Alba. Vergara, 5."

"Seguimos ahora a paso de tortuga, por el gentío, cada vez mayor. En la plaza de los Terceros la aglomeración es enorme. Aquí son saludados los Magos por una murga, que toca a su paso la Marcha Real, ¡Muy bien!.

La calle Bustos Tavera tarda en recorrerla la comitiva más de media hora. En San Marcos le entregan a Baltasar (el negro) un memorial que cae al suelo u recogemos nosotros. Dice así: "Los hombres que hacen esta fiesta son los hombres más buenos de Sevilla.- Un bolchevique".

En calle San Luis le pregunta otro chico a Baltasar si el caballo es suyo. Estuvo graciosísimo el chiquitín. La cabalgata aprieta el paso y se detiene en el Hospicio Provincial".

Los regalos más habituales entonces eran pelotas, juegos de construcción, caballos de cartón, aros, los lujosos soldaditos de plomo y muñecos, juguetes todos que podían adquirirse en diferentes establecimientos sevillanos como el Bazar Español (calle Méndez Nuñez), el Bazar Sevillano (Calle Tetuán), La Fábrica de Juguetes (calle Sierpes, 45), Casa Leoncio Conde (calle Castelar, 2) o el Bazar de la Venera (calle José Gestoso), con especial mención a los muñecos llamados "Pepes" (también "Pepones") que se fabricaban en la calle Lanza cuya publicidad hemos recogido de las páginas de El Liberal:


 Tampoco se puede olvidar la faceta gastronómica de la Fiesta de Reyes Magos, en la que las principales confiterías sevillanas competían por brindar sus mejores productos, especialmente con el ya tradicional Rosco de Reyes mejor elaborado. En este sentido, la prensa de la época aludía a negocios como las Confiterías San Lorenzo, La Española, la Pastelería El Buen Gusto o la Pastelería Victoria de la familia Ochoa en calle Sierpes, en cuyos anuncios se aludía a que:

"Elaborará para los días 5 y 6 Roscos de Reyes, todos con "el haba" y entre éstas se pondrán tres monedas de oro de 25 pesetas y trescientas moneditas de plata de cincuenta céntimos."

Con tanto juguete y tanto rosco, nos hemos olvidado de la Cabalgata. Vayamos a su encuentro. La habíamos dejado en la calle San Luis, ya tras una obligada parada en el antes mencionado Hospicio se dirigía hacia uno de los puntos fuertes de su recorrido, la calle Feria, para luego desembocar en la Campana y desde ahí marchar hacia la Magdalena buscando la Plaza de Toros:

"Hemos entrado en la calle Feria. ¿Qué tiene esta calle que tanto luce la cabalgata? La alegría del público se comunica a todos y se aplaude, se grita, se dan vivas, se chicolea a las mujeres, se vuelven locos todos. La mayoría de los balcones lucen colgaduras y vistosas iluminaciones. Como más original citaremos la azotea de la casa número 123, adornadísima y en la que una murga tocaba alegres composiciones.

Desde Omnium Sanctorum a la Cruz Verde hay establecida una feria de juguetes, dulces y golosinas para los chicos. Los vendedores han hecho un gran negocio. Las tabernas del barrio, como en pleno verano, habían sacado a la calle las mesas y el público aguardaba el frío gustosísimo."

De lo que no cabe duda, leyendo crónicas del momento, es que pese a su juventud, la comitiva real promovida desde el Ateneo había calado ya muy hondo en los sevillanos, el recorrido solía terminar en torno a las once de la noche de nuevo en la Plaza de Toros; por cierto, por poner un ejemplo, en 1924 los Reyes Magos estuvieron encarnados por Adolfo Lama Collado, el pintor Santiago Martínez y el dramaturgo Jacinto Benavente, y al finalizar la cabalgata, como era costumbre, partieron a repartir regalos a diferentes hospitales infantiles y centros sanitarios,

Como vemos, hace cien años la tarde del 5 de enero se estaba convirtiendo en la víspera de la noche más mágica del año, en la que los "peques" duermen soñando con la fría amanecida del día siguiente y con una puerta que se abre hacia un salón en el que se obra magia en esa mañana de nervios y alegría;  será 6 de enero, fiesta de la Epifanía, pero esa, esa ya es otra historia. 

Postdata: si algún oyente o lector desea conocer mejor la historia de la Cabalgata, recomendamos las publicaciones sobre el tema de Vicente Flores Luque o de Enrique Barrero González. 

Foto: Ateneo de Sevilla.

04 enero, 2021

Como Reyes.

 El día 6 de enero, la Iglesia Católica conmemora la festividad en la que, como cuenta el evangelista Mateo, el Niño Jesús es adorado por unos magos llegados expresamente desde Oriente siguiendo una Estrella y como prueba de esa adoración obsequian al Niño tres elementos muy concretos: oro, incienso y mirra, símbolos de la triple categoría de Jesús como Rey, Sacerdote y Profeta. Por tanto, Epifanía significa "manifestación" y supone que Jesús se da a conocer al mundo en esta fecha. Tampoco faltan teorías que establecen que los tres reyes simbolizan o bien las tres edades del ser humano (juventud, madurez y vejez) o bien los tres continentes conocidos hasta aquel momento (Europa, Asia y África).

Ni que decir tiene que con el tiempo la celebración se ha convertido en el momento perfecto para que en muchos países, sobre todo de habla hispana o de tradición católica, los niños reciban sus regalos de manos de los Tres Reyes y que sea una jornada llena de alegría, sin olvidar la víspera con la celebración de las Cabalgatas (marcadas este año por la inevitable situación en la que nos encontramos) y los nervios de los más pequeños en una noche llena de esperanza e ilusión

A pocas hora de la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, no está de más hacer un pequeño recorrido por algunas de sus representaciones en nuestra ciudad de Sevilla. ¿Comenzamos?

Quizá por su monumentalidad, y por encontrarse a la misma sombra de la Giralda, habría que comenzar por la llamada Puerta de los Palos, sí, esa por la que salen las cofradías en Semana Santa tras hacer Estación de Penitencia a la Catedral. Los expertos no se ponen de acuerdo en el por qué del nombre, unos afirman que se debe a las rejas de madera que la separaban del llamado Corral de los Olmos, situado entonces en la actual Plaza de la Virgen de los Reyes; otros, en cambio, sostienen que el nombre se debe a que en torno a esa puerta se almacenaba la madera necesaria para la construcción de la propia catedral. De lo que no cabe duda es de que la escena representada en el tímpano de la puerta es una Epifanía en toda regla, realizada en torno a 1520 por el escultor francés afincado en Sevilla Miguel Perrin. 

 

La composición puede leerse de izquierda a derecha, como un libro, con Baltasar en el extremo, seguido de Gaspar, tocado con sombrero, mientras que Melchor, descubierta la cabeza, se arrodilla admirado ante el Niño que aparece en brazos de María. Los tres monarcas aparecen ataviados con ropas que podrían ser viaje, incluso Gaspar va armado con una espada y Baltasar porta turbante. En actitud sorprendida, no lo olvidemos, San José contempla la escena, mientras al fondo, abigarrado, se distingue al séquito de los Magos de Oriente, en el que no falta ni un camello. 


 Abandonando la capital, nos dirigimos a Santiponce, al Monasterio de San Isidoro del Campo, fundación de origen cisterciense y luego jerónima, siempre bajo los auspicios de la Casa de los Guzmán, fundadores y mecenas del Monasterio desde sus comienzos allá por 1301, nada menos. Precisamente para los fundadores Alonso Pérez de Guzmán, héroe de Tarifa, y su esposa María Alonso Coronel realizará dos sepulcros el escultor Juan Martínez Montañés en el siglo XVII, representando a ambos con clásica serenidad en sus semblantes. ¿Y los Reyes Magos? están más que presentes en la escena de la Epifanía que figura en el retablo realizado por el mismo autor entre 1609 y 1613. 

 

En este caso, la composición parece descender de arriba a abajo y con dos ejes verticales, como si fuesen dos columas, el primero nos llevaría desde Baltasar, Gaspar a Melchor, ya arrodillado, y el segundo desde San José (con un enorme parecido con Nuestro Padre Jesús de la Pasión, ahora que se preparan sus cultos solemnes) hasta el Niño, pasando por la Virgen María.Todo un acierto por parte del llamado "dios de la madera". El tratamiento de los ropajes, el estudio de los rostros y la actitud de los personajes nos dan idea de la capacidad creativa del autor, así como de cómo contó con la ayuda de artistas tan importantes como el pintor sanluqueño Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, en la labor de policromar las esculturas. 

Para finalizar, regresamos a Sevilla y como curiosidad, accederemos al Conjunto Monumental de San Luis de los Franceses, antiguo noviciado jesuita. Dejando a un lado la magnífica iglesia principal con su interesante cripta visitable tras reciente restauración, encontraremos a Sus Majestades en la Capilla Doméstica, recinto plenamente barroco, con abundancia de reliquias, en el que intervinieron figuras tan importantes del panorama artístico sevillano del siglo XVIII como Duque Cornejo, Domingo Martínez o Lucas Valdés. 

 

 Sin embargo, desconocemos el autor de la serie de pinturas sobre cobre relativas a la vida de la Virgen, de origen flamenco y que a modo de catequesis rodean todo el recinto. En esta ocasión la escena tiene lugar al aire libre, con unas ruinas clásicas a la derecha, aunque vuelve a darse el detalle de cómo puede leerse a manera de libro, de izquierda a derecha como comentamos antes. Llama la atención el rojo del manto con armiño del rey Gaspar, escoltado por un paje, así como la luminosidad que brota del conjunto de la Virgen con el Niño. 



02 enero, 2012

Cartas a Ellos


Venerables y Estimados Magos:

A la hora de redactar la presente en principio pensamos en recurrir a servicios de escribano o amanuense que habitualmente tenían covachas en la Plaza de San Francisco, pero allí lo único que hemos hallado son modernos comercios y ningún rastro dellos, por lo que os rogamos os apiadéis de nuestra caligrafía y de nuestra torpe expresión.

Alentados por algunos deudos hemos decidido haceros llegar la presente pues estiman aquellos que es cosa atinada si pretendemos alcanzar la gracia de alguna dádiva u obsequio por parte de Vuesas Majestades y que, a manera de examen de conciencia, hagamos relación de cómo nos hemos portado en anterior año.

Diremos primeramente que nuestro comportamiento ha sido rayano en perfección, que hemos sido fieles seguidores de los precetos y normar de la Santa Madre Iglesia y que hemos respetado vigilias, ayunos y abstinencias, aunque no hayamos sido de diaria misa al menos sí hemos sido caritativos en grado sumo compartiendo mesa, mantel y vino con nuestro amado prójimo cada vez que éste nos lo ha requerido, por no hablar de asistir a procesiones y fiestas religiosas a las que tan aficionada es esta ciudad.


En cuanto a repaso de los Capitales Pecados, reconoceremos, no sin cierta aflicción que nos hemos esforzado denodadamente en su cumplimiento, aunque en algunos dellos (como es gula, soberbia, ira o envidia) habremos de realizar mejora en efeto, en otros sí hemos actuado como si de legos cartujos se tratare (y no, no aludimos a pecado de lujuria) pues tampoco nos tenemos por perezosos ni por avariciosos, máxime cuando escasean  labor y caudales.

Por todo ello, Majestades, y haciendo relación somera de nuestras postulaciones, (dejando a un lado cosas comunes como salud, trabajo y demás) os rogaríamos para nos máquina que dicen existe para elaborar dineros, mas dudamos sea acertada idea por poder terminar con nuestros huesos en la Cárcel Real, por lo que nos conformaremos con lograr honrado sustento merced a trabajo u oficio, que no nos tenemos por ociosos.

Para esta Ciudad os imploramos lo mismo, que una cosa llevará a la otra aunque la añorada prosperidad alcanzaríase si nuestros gobernantes pusiéranse las baterías (como ahora dice el mocerío en su particular jerga o germanía) al igual que os rogamos nos regaléis escoba con la que desembarazar suciedades, desmanes e infortunios, aparte de barrer con ella a indeseables y bellacos, que abundan no poco.


Os impetramos, igualmente, que no quede infante sin juguete, ni mozo sin presente, ni adulto sin regalo, ni anciano sin presente. Vuesas mercedes, en su insondable sabiduría, sabrán qué conviene a cada cuál y en qué cantidad según su comportamiento.

No es intención nuestra cansaros en demasía, de manera que os hacemos envío de misiva, aguardaremos con ilusión vuestra llegada, no demoraremos introducirnos en el lecho  y tened por seguro que en nuestra humilde morada podréis avituallaros, que para ello dispondremos viandas y licores que esperemos no turben vuestro ánimo en tan atareada noche de trabajos.

Dada en Hispalis, Calendas de enero del año del Señor, vísperas de la Fiesta de su Epifanía de MMXII. Sello de cuatro maravedís. (Hay una firma ilegible)

Post Data: ¿Podríais evitar la lluvia entre el primero y octavo día en el mes cuarto? Agradecidos quedaríamos no pocos.

18 diciembre, 2011

Sin Norte.

Erróneamente, elucubramos era trasunto de la Fiesta del Obispillo, que celebrábase en calendas de diciembre cada año, por la conmemoración de San Nicolás. Consistía en nombrar con tal rango a mozo de coro catedralicio (dispuesto a mofa y burla), pues durante una jornada completa gozaba de mismo poder que el Prelado, ataviado con sus insignias episcopales y acompañado de sus simulados fámulos, deanes, racioneros y canónigos, usurpando todos a dignidades de la sede catedralicia y procurando hacer su santa voluntad durante aquel día. Y lo que principió ceremonia burlesca concluyó, con el paso de los años, carnavalada,  origen de no pocos desmanes, cuando no excusa manifiesta para desórdenes e infortunios.


Conjeturábamos, por ende, si el tal Obispillo de San Nicolás hubiérase trocado en comediante barbado con notoria barriga, fruto a todas luces de copiosa pitanza, y vestido con colores escarlatas y albos. Parece disfrutar agora del favor de muchos infantes, quienes emplean su tiempo en componerle misivas en que imploran dádivas en fiestas de Pascuas, cuando no malgastándolo, antedicho tiempo, aguardando acceder a su simulada presencia.



De su predicamento en estos tiempos hay buena muestra en las calles hispalenses, pues no hemos hallado comercio, negocio o lonja en que no esté presente consabida y oronda figura del mofletudo personaje cuyo nombre dejaremos en olvido.  

Todo lo cual inquiétanos en grado sumo pues, según nos señalan finalmente, trátase de individuo venido de tierras del Norte, molestándonos en demasía que sin tener privilegio real goce del uso de carruaje y que, en efeto, ostente patente para comercio de juguetes sin haber pasado examen en su gremio. 
Todos estos augurios nos hacen barruntar contienda cierta entre el tal alias de San Nicolás y Sus Regios rivales de Oriente, de cuyas vanguardias atisbánse ya algunos elementos.


Incluso en balaustradas y ventanales no faltan banderolas o gallardetes de un partido u otro.


En cualquier caso, cercanos como estamos a fechas de regocijo cierto por el Nacimiento de Nuestro Señor, haremos caso omiso de tales pendencias, que no seremos nosotros quienes aconseje sobre tales o cuales navideños benefactores, bien vengan del Norte, bien del Oriente.


Lo que sin duda aprovecharemos es para desear a todos cuantos la presente lean unas Felices Pascuas, agradecerles magnanimidad con que nos consta leen aquestos humildes pliegos y, a modo de comedido y respetuoso obsequio, dejar por escrito sonoras rimas de cierto Cancionero que llaman de Upsala:

Dadme albricias, hijos d'Eva
di, ¿de qué dártelas han?
Qu'es nascido el nuevo Adán
O Hi de Dios, y qué nueva.
Dádmelas y habed plazer
Pues esta noche es nasçido,
El Mesías prometido
Dios y Hombre de Mujer.
Y su nascer nos relieva
del pecado y de su afán,
Pues nasçió el nuevo Adán
O Hi de Dios y qué nueva.

Relieve del Nacimiento (Juan de Oviedo, Iglesia Colegial del Salvador)