Mostrando entradas con la etiqueta El Rocío. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Rocío. Mostrar todas las entradas

15 mayo, 2013

Por caminos y veredas.-

 
El recio estampido de la pólvora nos hizo por un momento temer que se había producido alguna revuelta o motín, o que éramos invadidos por gentes de naciones extranjeras. Sin embargo, recordamos que tal estruendo respondía a la salida de las hermandades que rinden culto a Santa María de las Rocinas, que en estos días celebra su famosísima Romería.

 
 


Muchos anhelarán en estas fechas el trajín que suponía en preparar vituallas, adecentar carromato, limpiar enseres o aprestar ropajes y sombreros, de modo que todo quedaba dispuesto para emprender camino y cambiar asfalto por arenales, abandonar rutina de trabajos por sonar de gaita y tamboril, perder por unos días frenético ritmo diario y sustituirlo por el cansino paso de bueyes mientras repiquetean campanillas en carreta de plata.
 

 Para aquellos que por ventura poseen oficio, o para quienes por causa de fuerza mayor no pueden este año participar en tan señeros cultos y regocijos, reconfortémonos, pues, con saber que tan excelsa Señora nos aguarda todo el año, al fin, en su ermita rodeada de marismas, y confiemos en que Ella nos proporcione la enorme dicha de venerarla para contarle penas y alegrías.


24 abril, 2013

Valladares

Entre las trianeras calles de San Jacinto y Fabié, se encuentra un callejón poco transitado, y durante mucho tiempo sin salida, que alberga en su interior una entrañable muestra de devoción a la Reina de las Marismas; pero como siempre, vayamos por partes.

Desde el Altozano, y tomando por la antes referida San Jacinto, bastará con tomar la primera calle a la izquierda, encontrarnos con la calle Valladares. En 1665, ya aparecía con el nombre de Balladares, al parecer en honor a un vecino de Aznalcóllar que en el siglo XVI se estableció como ollero en esa zona. Hay que tener en cuenta que el gremio de olleros y ceramistas tuvo carta de naturaleza en Triana

 Tuvo este antiguo callejón nombres tan curiosos como “Del Turco” o “Pastelería”, hasta que por los años de 1868 (siguiendo siempre a trianeros cronistas como Manuel Macías) tomó el nombre por Juan de Valladares, natural de Aznalcázar y que vivió entre los años de 1533-1615; personaje dedicado al oficio de ollero (hogaño, ceramista) y cuya fama al parecer radicó en su labor artesana, proseguida por su hijo Hernando, autor, por ejemplo de azulejos que decoraron no pocos cenobios y templos hispalenses y hasta peruanos.

 Sin embargo, y con todo, lo que más nos ha llamado la atención es la presencia de monumento a la imagen de la Virgen del Rocío en tan recoleto lugar (ahora que se acerca su fervorosa Romería en almonteñas tierras), costeado el dicho por grupo de fieles devotos en 1997, aunque la escultura fuera ejecutada antes, en 1973, por el catedrático Francisco Maireles, piadoso rociero y cofrade de quien se guarda gran memoria en esta ciudad y en otras como Sanlúcar de Barrameda.

 
Quede constancia de tan recóndita calleja en pleno corazón trianero, invitando a quien desee descubrirla que lo haga sin demora. 


10 junio, 2011

De Romería...



Durante aquestos días pasados tronar de pólvora y repicar atambores y gaitas han sido ecos habituales para este que os escribe. En lapso breve de tiempo, hemos llegado incluso a pensar, ilusos de nosotros, que retornado habíamos a calendas propias, por singulares razones que más adelante desgranaremos.



Es el caso que cada año, al parescer, varios miles de sevillanos, según antigua tradición, acuden a venerar a la Virgen de las Rocinas, allá por tierras del Condado, junto a marismas, pinos y bancadas de arena.




Quien sabe de esto, con frecuencia a él acudimos para soslayar dudas y evitar falaces confusiones, nos cuenta que en esta Ciudad tan devota costumbre va para más de dos siglos y que en sus comienzos era cosa de pueblo llano y humilde, de naturaleza almonteña o manriqueña, que no por vivir en Sevilla arrinconaba sus devociones ancestrales y cada año echábase a los caminos con modesta impedimenta y ánimo festivo.





Fúndanse, pues, hermandades en la Ciudad en torno a benditos simulacros o estandartes, llamados Simpecado, con los que, entronizados en argénteos carruajes, peregrinan dichas corporaciones por estas fechas de Pentecostés.





Camino duro y peligroso, constituía proeza recorrer las leguas que distaban hasta la Ermita, no tanto por lo inseguro de las sendas como por el peligro a extraviarse, salvar arroyos, lograr no atascarse en las sendas, sufrir el ataque de alimañas o las incomodidades de tal travesía por arenales y pinares.



Cuéntanme que no ha mucho construyóse espaciosa carretera, que los carromatos a motor transitan por ella a placer y que ello movió a muchos a allegarse a aquellos predios en tan señaladas fechas, produciéndose asombrosas aglomeraciones con incontables devotos y fieles que quedaban prendados tanto de la belleza formidable del lugar (en el mismo Coto de Doña Ana) como por la majestad que irradiaba la excelsa imagen de la Virgen con su Divino Infante en brazos.




Item más, que los caminos se atascaron de carromatos y galeras, que hubo puja y rivalidad en comodidades excesivas y en ornato recargado, que imposible ya era perderse y que las alimañas del campo huían despavoridas ante tamaña invasión de romeros, llevando incluso a la Autoridad a proveer de vigilancia los dichos caminos en previsión de atascamientos. Cabalgaduras, carretas, carriolas, faetones, enganches de todo tenor y un sin fin de bestias de carga eficientemente sirven como transporte a no pocos, aunque a fuer de ser sinceros, afírmannos que no son pocos los que a pié, convertidos en peregrinos, hacen los dichos caminos escoltando a sus Simpecados y cosa asaz fervorosa y piadosa resulta.




Más sin embargo, pese a modernidades y desvaríos, contra despropósitos y dislates, sigue habiendo grande devoción a la dicha Virgen y es prueba dello la ingente cantidad de devotos que siguen fielmente poniéndose bajo su protección y amparo; por no hablar de los que por graves razones han de quedarse sin venerarla pasan estas jornadas cabizbajos y meditabundos, añorando romerías anteriores y pensando en la del siguiente año. 



Invitados por leales amigos, no seremos remisos a visitar tal Romería. Cumplida cuenta daremos dello.

POST SCRIPTUM.


Acudimos a la Aldea, más fue vana nuestra ilusión de venerar en plenitud a tan Celestial Señora, que los mozos que la portan, haciendo gala más de fuerza bruta que de devota voluntad, provocaron no pocos desmanes, cayendo a tierra las andas y truncándose uno de los varales, por lo que los Oficiales de la Mesa de la Matriz Hermandad acordaron dar por finalizada la procesión antes de que concluyera como es costumbre y tradición. Y fue de lástima contemplar las amargas las amargas lágrimas de romeros y devotos.