Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas

18 enero, 2013

Cerrajería

 Teniéndonos por devotos en materia de religión, mas sin caer en beaterías, decidimos no ha mucho acudir, entre otros menesteres, a encender candelas y orar ante cruz que recordábamos  situada desde 1692 en la collación del Salvador,  en confluencia de la calle de la Sierpe con la de Arqueros, aunque más tarde llamóse de Cerrajeros o Cerrajería, de donde tomó nombre tal Cruz.

  Grande fue nuestra extrañeza cuando en vez de dicho crucero hallamos singular puestecillo hecho todo de hierro en que véndense gacetillas y golosinas, amén de otras vituallas y pliegos de cordel, sin que quede huella de antedicha cruz.

 Acumuló aquel lugar leyendas en torno suya como la de cierto caballero muerto en duelo a sus pies sin que lográrase averiguar su desafiante (y eso que lo intentó el Santo Oficio) o la de aquel otro sujeto que pasaba noches rezando de hinojos y contrito ante ella pero que cuando pasaba algún viandante a su vera extraía de su capa enorme faca o navaja y procedía a desvalijar al ingenuo, claro exponente del refrán “a Dios rogando y con el mazo dando”, si se nos permite la expresión.

 Prueba de su preponderancia fue que dicho sitio fue escogido por autoridad eclesiástica en 1777 para poner tribunal (resguardado en un zaguán, eso sí) donde tomar horas a las cofradías cuando se encaminaban a hacer estación penitencial a la Santa Iglesia Catedral, mucho antes que se colocara palquillo en plaza de la Campana; igualmente, llegado mayo, celebrábanse fiestas y saraos de lo más ameno y divertido, sin que faltaran, dicen, seguidillas y castañuelas para solaz de mozos y majas.

 Según hemos averiguado, la cruz fue retirada de tal sitio en 1840 tras no pocas peripecias y vicisitudes, quedando depositada en Convento Casa Grande de la Merced y más tarde en el museo arqueológico, de donde fue rescatada por Santiago Montoto (erudito hispalense y cronista de esta Ciudad) en 1918 para presidir la plaza de Santa Cruz, según proyecto del arquitecto Juan Talavera y en cuyo solar habría estado demolida parroquia del mismo nombre. 

 De tal modo, allí nos la encontramos orgullosa y esbelta, tal y como fue concebida por Sebastián Conde, natural de la onubense villa de Almonte, y en cuyo recuerdo hízose copia de tal cruz para rematar airosa espadaña del santuario de la venerada imagen que llaman de Santa María del Rocío en aquellas tierras almonteñas. 










08 enero, 2013

Cuesta.-

Afirman quienes de esto saben que disponémonos a remontar Cuesta de Enero, mas evitaremos hacer mención della, que goza de suficientes detractores, sino a Cuesta del Bacalao, denominación dada a cierta calle hispalense por motivos de sobra conocidos aunque en honor a verdad responda a otro topónimo.

En realidad llámase tal calle “Argote de Molina” en honor de insigne aristócrata, poeta y genealogista nacido en 1548 y que entregó su alma al Creador en 1598, aunque no es menos cierto que recibió también en mis tiempos el nombre de “Marmolejos” en recuerdo de cierto caballero que acudió acompañando al Santo Rey durante la Conquista de la Ciudad allá por la décimo tercera centuria y que otrosí recibió peregrino nombre de “Horno de las Brujas” según algunos por tener residencia en dicha vía gentes de dicha Ciudad de Brujas, según otros por extraordinario suceso acaecido en el siglo XV y que relataremos de seguidas:


Por aquellos lares habitaba en sucia casucha deplorable anciana que basaba su sustento diario en pociones, amuletos, brebajes y filtros, sin olvidar su oficio como echadora de cartas. Desdentada, de escaso aseo y atrabiliario aspecto, tenía la vieja hijo pendenciero y bravucón, más dado a lances de espada, trasegar entre barriles y a juegos de dados que a gozar de digno oficio, estando ambos ajenos a toda devoción y temor de Dios.
Acaeció que cierta noche regresó el antedicho mozo a su hogar tras abundantes libaciones cuando,  hallando atrancada puerta de la vivienda, resolvió, acuciado por Morfeo, echarse a dormitar dentro de un horno que poseía su madre para cocer pan y del que hallaba provecho el vecindario.

A la amanecida siguiente, sin percatarse de presencia de su durmiente retoño, la anciana procedió con toda naturalidad a prender leña para el fogón, sin que tardaran en oírse en toda la calle gritos y lamentos del mozo que sin poder salir padecía tremendos sufrimientos por humo y llamas, no faltando entre vecindario quien intentara echar mano para sacarlo de tan horrendo suplicio y quien incluso aludiera a castigo divino por las prácticas esotéricas de su señora madre.

Desesperada por ver a su retoño pasto del fuego, acudió en socorro de ambos cierto fraile franciscano de nombre Fray Diego de Alcalá quien tras percatarse de la magnitud de la tragedia que se avecinaba tomó apresurado camino y acudió a la Catedral para ante la milagrosa imagen de la Virgen de la Antigua rezar un par de salves en fervorosa rogativa. Y cuentan que no fue sino concluir la segunda cuando milagrosamente cesaron las llamas y pudo salir, algo chamuscado, eso sí, mozo del interior del horno.
No quedó ahí la cosa, pues la bruja determinó abandonar mal camino y entrar en buena senda cristiana, mientras que su hijo retiróse a un cenobio franciscano en tierras granadinas, del que llegó a ser, andando años, Prior.

Quede constancia, por tanto, de cómo esta Cuesta que tanto nos place, y aún más a cofrades, encierra portentosa historia que poco tiene que ver con marmolejos o bacalaos.


11 diciembre, 2012

Alameda.-

Si durante mis tiempos aqueste lugar gozó de escaso predicamento, habría que buscar causa dello en lo maloliente del mismo, pues era zona que inundábase con no poca frecuencia y a la que vertíanse aguas fecales e incontables inmundicias.


 Hubo de ser el Asistente Conde de Barajas, allá por el año de gracia de 1574,  quien tomara cartas en el asunto ordenando drenar aguas, prohibir echar porquerías colocando incluso alguacil al efeto y embellecer tal sitio plantando hileras de árboles y añadiendo en sus extremos sendas y marmóreas columnas de mármol costosamente traídas de la collación de San Nicolás y procedentes de pagano templo.

Sobre ellas colocáronse efigies de Hércules y Julio César, encargadas a un tal Diego de Pesquera, fundador de la ciudad el primero y ejecutor de sus murallas el segundo al decir de sesudos eruditos de antigüedades y añadiéndose además laudas en honor de Sus Majestades Carlos I y Felipe II, monarcas ejemplares en toda regla.


Andando los siglos, convirtióse tal Alameda en animado salón para paseo y solaz de sevillanos, con incluso kioscos y tenderetes.

No ha muchos días caminábamos por dicho lugar y comprobamos cómo parece ser que retornan bullicio y animación, incluso con curiosos adornos que nos dicen navideños.


No faltan incluso máquinas (endemoniadas, sin duda) que llevan gente de una parte a otra sin necesidad de tiro animal, pero si hubo algo que provocó sorpresa en nuestro ánimo fue presencia de ciertos animales poco vistos en estos lares y que hallábanse pacíficamente asentados en plena Alameda sin que sepamos a ciencia cierta su utilidad a no ser como transporte de personas, aunque vaya en descargo nuestro que no es primera ocasión que los contemplamos en estas calendas de Adviento.


19 noviembre, 2012

Atarazanas.-

Poco podría imaginar aquel monarca a quien llamaron Sabio, aunque era su gracia Alfonso de Castilla, Décimo de los de su nombre, que cuando en 1252 otorgó permiso para construir reales atarazanas, andando los siglos, sería aqueste sitio abandonado y carente de movimiento.
Precisada Real Marina castellana de bajeles y galeras, escogióse tal lugar para establecer astillero donde construirlos, amén de espacio donde reparar, carenar y armar tales navíos, máxime cuando pugnábase con enemigo infiel que asolaba costas procedente de norte africano.

Será ya en mis tiempos, rigiendo las Españas el Segundo Felipe, cuando decídase usarlas como almacén, pósito o alhóndiga, donde albergar cuatiosos bastimentos y provisiones destinadas a Indias, amontonándose maderas, cinabrio y azogues, aunque todo hay que decirlo, si allí acumulábanse riquezas, no es menos cierto que en el Arenal pícaros., mendigos y vagabundos plantaban su reales.


De sus diez y siete naves, restan pocas, unas por ser destruidas, otras por hallarse en Hospital del Venerable Mañara, si bien no pocas perduraron en uso como fábrica y maestranza de artillería, donde ejecutábanse bocas de fuego, obuses, morteros y todo tipo de ingenios destinados a bélica estrategia promovida por Carlos III allá por la décimo octava centuria.


Abandonada su forma militar, retirados capitanes y tropa de aquel lugar, adonde hubo quien acudió a solucionar asuntos relativos a servicio en milicias o a lograr licencia tras heroico servicio en filas, nuestros gerifaltes decidieron no ha mucho convertir aquel lugar en espacio para Artes y Letras, siendo idea bien atinada dado lo privilegiada de su colocación en la ciudad sin desdeñar beneficio notorio para consistoriales arcas.



Sin embargo, promotores de la idea (catalanes por más señas, que ya se sabe han propensión a atesorar maravedíes con avidez) determinaron “velis nolis” llevarse tal espacio cabe espantosa torre, de la que ya hicimos mención(http://alonsodeescalona.blogspot.com.es/2011/10/turris-horribilis.html), que crece a orillas del río (apellidada de Pelli, valga el estrambote) con lo cual quedamos compuestos y sin novia y sin perro que ladre a tamaño lugar, que por su historia, acontecer y méritos, bien merecería mejor destino que el actual, desierto de actividad y huérfano de utilidad.



25 octubre, 2012

Salvados por la Campana.-



Cuando en pasada Cuaresma oímos al vuelo frase que aludía a que “en breve estaría primera en la Campana” sentimos profundo desasosiego, por no decir pavor, pues por lapso de tiempos temimos tratábase de catastrófico suceso.

Recobramos resuello y color al saber que referido dicho aludía a cosa de cofradías, y no a amenaza de fuego o incendio, pues sepa quien lea aquestos pliegos que por Campana, durante años, se entendió a calles de Confiteros o Pasteleros.


Como dicen cronistas, y dello damos fe, desde muy antiguo estaba en este sitio el almacén donde custodiábanse pertrechos y útiles para apagar y sofocar incendios públicos, en cuyo almacén estaba colgada broncínea campana que tocábase en esos casos para convocar a pueblo y operarios (émulos de aquellos primero vigilles creados por Cesar Augusto) para dar pronto auxilio, y de esta campana tomó nombre la vía.


Pasados los años, almacén y campana mudaron de sitio, estando esta última en torre de la Colegial del Salvador, en que siguió sonando a fuego cada ocasión en que era menester, de manera que quedó con nombre campanero la plaza y hasta buena y golosa tienda de confites, sin que por mencionarla (quede constancia para mentes aviesas) hayamos percibido estipendio o beneficio en forma de huesos de santo, piononos o merengue.


20 octubre, 2012

Frutos.-



Agora que nuestro gerifaltes devánanse seseras en pro de solución a graue atolladero en que hallámonos sumidos, viene a cuento en grado sumo cierto sucedido que antaño contábase del preclaro monarca Don Pedro el Primero de Castilla, apelado por unos como Cruel y por otros como Justiciero.

Tratábase de adjudicar oficio de Notario en la Corte y presentáronse en Palacio del Alcázar varios e intachables varones, todos ellos de alto linaje y sangre limpia, a fin de lograr tan apetecible encomienda.

El Monarca (que Dios guarde) decidió poner a prueba razón y agudeza de todos ellos colocando a tal fin unas naranjas que flotaban “suo modo” sobre aguas cristalinas de cierto estanque.

Citados ante su augusta presencia, Don Pedro fue inquiriendo a cada cuál sobre cuántos frutos nadaban en agua, dando respuesta dello cada candidato en medio de general extrañeza por el proceder del Rey. Todos, respondieron raudamente a cuestión tan baladí, acertando lógicamente número, pues muy lerdo habría que haber sido para errar tamaño acertijo.


Empero, uno dellos, del noble linaje de los Pineda, no en balde poseyeron capilla propia en patio de la Colegial del Salvador, decidió tomar toronjas y contarlas una a una. Preguntado por el Monarca sobre su parecer, replicó que bien podría haberse tratado de medias naranjas las que flotaran sobre aguas, como de inmediato demostró partiendo en dos con su daga una dellas y dejándola flotar de aquesta manera.

Complació sobremanera aquella ejecutoria tanto al Soberano, que concedió puesto de Notario al dicho Pineda, dejando con palmo de narices a demás peticionarios, carentes de viveza y presteza a hora de hacer disquisición.

Item más, bien deberían, en humilde opinión nuestra, aplicarse tal máxima mandamases de la cosa pública, que aplicándosela quizá comprendieran realidad pese a lo alejados de ella que parescen.

05 octubre, 2012

General.-

Si retornar a aquesta época supuso notable trastorno en general para quien estas líneas escribe, mayor desengaño supuso tomar razón de cómo las Españas carecían ya de dominios en Ultramar, y que del Imperio que en su momento no veía ponerse sol no quedan sino cenizas.

De las Indias cuéntannos hubo emancipación va ya para dos centurias e incluso hemos comprobado cómo a generales insurrectos, rebeldes en toda regla a corona hispana, ríndióseles honores en fastos de 1992, con estatuas como la que hallamos no hace mucho en calle de Torneo, no lejos de Plaza de las Armas.

Honra tal simulacro al General José de San Martín, nacido en 1778, muerto en 1850, y considerado padre de la Patria en nación Argentina, sin que hayamos acertado a dar con nombre de autor de tal imagen broncínea, no muy afortunada, dicho sea de paso, sino que, afirman, fue obsequio de dicha nación a la ciudad, y ya sabe que a caballo regalado...


Con horrendo edificio tras de sí, antójasenos que dicho General, que luchó del lado español contra franceses en batalla de Bailén, vigila tal esbozo de edificio como si fuera poco de su agrado, en que al menos en eso asentimos vivamente.


Post scriptum.- Vayan aquestas torpes líneas en pro de mílite refulgente que libra singular contienda. Sepa que en tamaño combate muchos somos los que albergamos sincera Esperanza de victoria cierta. 


26 julio, 2012

Sexta.-

Práctica común antaño, contemplamos dichosos que hogaño mantiénese su uso y sin que haya menoscabo de otros regodeos, éste constituye ambrosía para mortales y delectación ineludible en aquestas tórridas fechas.


Pocas sensaciones más gustosas que buena pitanza regada con óptimos caldos, maridando (afirmannos que es agora término asaz corriente) sabores y aromas, llenando el estómago con benditos alimentos y saboreando con deleite todo cuanto se nos pone por delante a mesa y mantel. Pensará amable lector que incurrimos en hartazgo y, por ende, en pecado de gula (no del Norte, sino en todo caso, del Sur), y que peligra salvación de nuestra alma; deseche tales temores quien lea aquestas líneas, que ni nos consideramos pantagruélicos ni mucho menos glotones en sentido estricto, antes bien, procuramos sustento austero aunque sea innegable que disfrutamos dello.

Mas como todo deleite trae consigo congoja, convengan vuesas mercedes con nos en que pocas sensaciones más destempladas hay en aquesta vida que fastidiosa digestión, cuando prodíganse flatulencias o ardentías, habiendo de recurrir a líquido elemento refrescado convenientemente “ad hoc” en búcaro o a fórmula magistral de botica para conjurar gástricas inquietudes.


Por fortuna, como para todo hay salida, los antiguos romanos nos legaron loable e inveterada tradición “a posteriori” de copiosa nutrición, consistente en caer en brazos de Morfeo por breve lapso de tiempo sin que en ello haya molicie o lasitud. Debe su nombre tal uso somnoliento a que tenía (y tiene, vive Dios) lugar en hora Sexta, que según su saber abarcaba de mediodía a tres en la tarde, sin que sepamos a ciencia cierta si tamaño invento fue cosa de latinos o si bien adaptaron práctica anterior de otros pueblos.



Hablan los galenos y seguidores de Hipócrates de cómo tal sueño reparador puede llegar a aliviar depresión postprandial (no nos inquieran curiosos por tal término, que sin saber bien por qué suénanos a casquería) e incluso favorecer desarrollo de mente y cuerpo, alejando fatigas y cansancios y aguzando ingenio y memoria, declarándonos firmes y devotos adalides habida cuenta además que como dijo aquel “quien duerme, sus males espanta” (¿o era otra la frase?).

08 julio, 2012

Correo.-


Quienes nos tratan sabrán de nuestra existencia austera y casi frailuna, por no decir anodina, poco dados a contacto con exterior por temperamento y carácter, mas en cierta ocasión hubimos de resolver ciertos negocios allende los mares, para lo que precisamos servicios de escribano a fin de remitir escrito allá.



Necesitados de remitir misiva, y acostumbrados a acudir a lugar para ello, si grande fue nuestra confusión al no hallar escribano o amanuense en covachas de la plaza de San Francisco, mayor fue nuestra sorpresa al no encontrar Casa de Correos y Postas en su acostumbrado lugar,  en calle apelada del Correo Viejo, pues dijéronnos allí que tal vía llamábase agora “del Almirante Apodaca” y que en ella, a más de cierta tremenda taberna, nada había dedicada a postales labores, sin conocer nosotros al tal Almirante ni qué méritos había reunido para gozar de presencia en nomenclátor hispalense.

Hechas algunas consultas y recordando antaño, supimos de otra calle llamada del Correo, sobre el siglo XVIII, junto a Convento de la Encarnación (donde agora crecen horrendos hongos o setas) más allí sólo hallamos edificio anónimos, con lo que nuestra indagación comenzaba a tomar un cariz casi de odisea, mas beneficiónos merodeo para apreciar cómo en la zona hállabase situada singular y pétrea venera (con marcado simbolismo cercano a diosa Venus, o mejor, a jacobeo apóstol) que al parescer sirvió en su momento para marcar centro geográfico de la ciudad, numerándose calles a partir della.


Prosiguiendo con nuestro peregrinar, y muy humedecida la carta por mor de veraniegos sudores al carecer de cartapacio donde portarla adecuadamente, dimos con lugar dónde durante el decimonoveno siglo estuvo establecido edificio de Correos, antiguo convento de San Acasio junto a calle de las Sierpes. Para disgusto nuestro aquel cenobio (que incluso albergó en su templo a  devota Cofradía del Gran Poder de Nuestro Señor) alberga desde 1951 Círculo de Labradores, aunque en descargo suyo conserva magnífico patio bajo traza de Leonardo de Figueroa.




Como preguntando llégase a Roma, encontramos al fin Edificio de Correos, mas ya en Avenida, y construido entre 1927 y 1929 por Otamendi y Lozano, de manera que, al fin, pudimos resolver nuestro asunto tras larga caminata.


No sin antes poder dejarnos en tintero cómo existen mamotretos de amarilla color que con bocas alargadas sirven para depositar cartas en ellos previamente franqueadas, en que vemos en ello adelanto y progreso sumo.

Háblannos de otro correo, sin lacre, ni estampilla, ni tan siquiera sobre, que camina por aires de un lado a otro y que resulta raudo y hasta poco trabajoso de elaborar, de manera que será cuestión de, en lo sucesivo, emplear cuenta abierta para tal fin.