15 mayo, 2013

Por caminos y veredas.-

 
El recio estampido de la pólvora nos hizo por un momento temer que se había producido alguna revuelta o motín, o que éramos invadidos por gentes de naciones extranjeras. Sin embargo, recordamos que tal estruendo respondía a la salida de las hermandades que rinden culto a Santa María de las Rocinas, que en estos días celebra su famosísima Romería.

 
 


Muchos anhelarán en estas fechas el trajín que suponía en preparar vituallas, adecentar carromato, limpiar enseres o aprestar ropajes y sombreros, de modo que todo quedaba dispuesto para emprender camino y cambiar asfalto por arenales, abandonar rutina de trabajos por sonar de gaita y tamboril, perder por unos días frenético ritmo diario y sustituirlo por el cansino paso de bueyes mientras repiquetean campanillas en carreta de plata.
 

 Para aquellos que por ventura poseen oficio, o para quienes por causa de fuerza mayor no pueden este año participar en tan señeros cultos y regocijos, reconfortémonos, pues, con saber que tan excelsa Señora nos aguarda todo el año, al fin, en su ermita rodeada de marismas, y confiemos en que Ella nos proporcione la enorme dicha de venerarla para contarle penas y alegrías.


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