27 abril, 2015

Con duende.-

Anonadados, impresionados, sorprendidos, estupefactos, pasmados, desconcertados, y todos los sinónimos habidos y por haber valdrían para expresar nuestro estado tras la espantosa visión que contemplamos la otra jornada.


Desconocemos de qué averno subterráneo ha podido brotar esta criatura que, que a plena luz del día mostraba su feroz y truculenta apariencia como Pedro por su casa sin que caballero o alguacil alguno osara prenderlo, temeroso quizá de sus, a buen seguro, tremendos poderes fruto de magia demoníaca. Quizá su monstruosa apariencia alejara a cualquier osado, y sólo con agua bendita, letanías y plegarias a Dios nuestro Señor hubiésemos podido conjurar tamaño peligro.


Intentamos dar aviso al Santo Oficio de la Inquisición, mas nos resultó tarea infructuosa toda vez que en el Castillo de San Jorge no nos daban razón ni de notarios, alcaldes, escribanos o simples porteros, de modo que una vez retornamos al lugar de los hechos la criatura en cuestión se había esfumado dejando un vaso vacío y una cuenta abonada al tabernero. Quede al menos la instantánea, realizada por gentil dama, como aviso para vecinos de aquesta ciudad, no sea se topen con tan tremendo engendro, caigan en sus sortilegios y sufran espantosos tormentos...




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