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04 septiembre, 2011

Contraseñas

Que aquesta urbe, extravagante como pocas,  háyase plena de asombros es comúnmente aceptado por sus habitantes, que en copiosas ocasiones el paseante tópase con novedades es aspecto siempre tenido en cuenta; pero que el transeúnte peripatético, como nos, encuentre signos o símbolos sumamente extraños esparcidos por sus calles con un sentido concreto no deja de ser cosa peregrina y hasta alentadora para aguzar el ingenio a la par que demostrativa de cómo la ciudad nunca dejar de maravillar a quien la ama.



Descubrímoslas no ha mucho en la collación del Sagrario. Anómalas señales, llegamos a colegir se trataba de avisos del maligno o de secretos códigos de cierta herética secta, cuando no de ignotos vericuetos hacia destinos que mejor es no averiguar, habida cuenta pasaban cabe la antigua Mancebía del Compás de la Laguna; no había duda de que marcaban senda, iniciático camino.



Nos hemos firmemente determinado a desenderezar el entuerto y comprobar de esta manera qué arcano misterio encierran tan enigmáticas e ininteligibles indicaciones. Caminamos en pos de ellas mas comprobamos, con desaliento cierto, que no alcanzamos destino, determinando regresar sobre nuestros pasos a la espera de mejor ocasión.



En ello andamos, que es de asombro y admiración contemplar cómo manos humanas se han esforzado en pintarlas y componerlas, con poca destreza, damos fe, pero con la intención de marcar una vía que alguna vez nos placería recorrer.



10 junio, 2011

De Romería...



Durante aquestos días pasados tronar de pólvora y repicar atambores y gaitas han sido ecos habituales para este que os escribe. En lapso breve de tiempo, hemos llegado incluso a pensar, ilusos de nosotros, que retornado habíamos a calendas propias, por singulares razones que más adelante desgranaremos.



Es el caso que cada año, al parescer, varios miles de sevillanos, según antigua tradición, acuden a venerar a la Virgen de las Rocinas, allá por tierras del Condado, junto a marismas, pinos y bancadas de arena.




Quien sabe de esto, con frecuencia a él acudimos para soslayar dudas y evitar falaces confusiones, nos cuenta que en esta Ciudad tan devota costumbre va para más de dos siglos y que en sus comienzos era cosa de pueblo llano y humilde, de naturaleza almonteña o manriqueña, que no por vivir en Sevilla arrinconaba sus devociones ancestrales y cada año echábase a los caminos con modesta impedimenta y ánimo festivo.





Fúndanse, pues, hermandades en la Ciudad en torno a benditos simulacros o estandartes, llamados Simpecado, con los que, entronizados en argénteos carruajes, peregrinan dichas corporaciones por estas fechas de Pentecostés.





Camino duro y peligroso, constituía proeza recorrer las leguas que distaban hasta la Ermita, no tanto por lo inseguro de las sendas como por el peligro a extraviarse, salvar arroyos, lograr no atascarse en las sendas, sufrir el ataque de alimañas o las incomodidades de tal travesía por arenales y pinares.



Cuéntanme que no ha mucho construyóse espaciosa carretera, que los carromatos a motor transitan por ella a placer y que ello movió a muchos a allegarse a aquellos predios en tan señaladas fechas, produciéndose asombrosas aglomeraciones con incontables devotos y fieles que quedaban prendados tanto de la belleza formidable del lugar (en el mismo Coto de Doña Ana) como por la majestad que irradiaba la excelsa imagen de la Virgen con su Divino Infante en brazos.




Item más, que los caminos se atascaron de carromatos y galeras, que hubo puja y rivalidad en comodidades excesivas y en ornato recargado, que imposible ya era perderse y que las alimañas del campo huían despavoridas ante tamaña invasión de romeros, llevando incluso a la Autoridad a proveer de vigilancia los dichos caminos en previsión de atascamientos. Cabalgaduras, carretas, carriolas, faetones, enganches de todo tenor y un sin fin de bestias de carga eficientemente sirven como transporte a no pocos, aunque a fuer de ser sinceros, afírmannos que no son pocos los que a pié, convertidos en peregrinos, hacen los dichos caminos escoltando a sus Simpecados y cosa asaz fervorosa y piadosa resulta.




Más sin embargo, pese a modernidades y desvaríos, contra despropósitos y dislates, sigue habiendo grande devoción a la dicha Virgen y es prueba dello la ingente cantidad de devotos que siguen fielmente poniéndose bajo su protección y amparo; por no hablar de los que por graves razones han de quedarse sin venerarla pasan estas jornadas cabizbajos y meditabundos, añorando romerías anteriores y pensando en la del siguiente año. 



Invitados por leales amigos, no seremos remisos a visitar tal Romería. Cumplida cuenta daremos dello.

POST SCRIPTUM.


Acudimos a la Aldea, más fue vana nuestra ilusión de venerar en plenitud a tan Celestial Señora, que los mozos que la portan, haciendo gala más de fuerza bruta que de devota voluntad, provocaron no pocos desmanes, cayendo a tierra las andas y truncándose uno de los varales, por lo que los Oficiales de la Mesa de la Matriz Hermandad acordaron dar por finalizada la procesión antes de que concluyera como es costumbre y tradición. Y fue de lástima contemplar las amargas las amargas lágrimas de romeros y devotos.