27 mayo, 2011

Mayeando...

Recupérase, mal que bien, la Ciudad de los municipales comicios, con su servidumbre de discursos, palabras y promesas. Los derrotados abandonan sus prebendas con compungido rostro, los ganadores proclaman su victoria.  De las dichas votaciones mencionar, sin menoscabo de otra cosa, que ábrese etapa nueva en el gobierno de esta Hispalis nuestra y que los nuevos Regidores habrán de efectuar duros compromisos tanto para desenredar entuertos como para conseguir engordar los caudales públicos, que según lo manifestado no ha mucho, en las cajas abundan las telarañas y no queda sino algún maravedí, por no mencionar las deudas y compromisos contraídos con mucha y variada gente que agora han visto sus haciendas reducidas a nada y menos.

Aprietan las calores y aquesta mañana hemos comprobado que pese a todo, y como en tiempos pretéritos, que bien podrían ser los míos, operarios colocaban las velas o toldos para la carrera del Corpus, con lo que todo hace indicar que se aproxima junio con sus días pródigos en luz.

Mas nos hallamos en mayo, y apreciamos con regocijo que se mantiene la hermosa tradición del culto a la Santa Cruz, promovida desde los tiempos antiguos por el romano emperador Constantino y su venerable madre Santa Elena, con ejemplos a pares de cómo celebrar dicho culto. Y aunque la cruz está presente en no pocos monumentos y coronando torres, espadañas y frontispicios, es en este quinto mes del año cuando acreciéntase su devoción.



Gozan los niños, y los no tan niños, y seremos severos censores dello,  de oportunidad y trance para remedar las famosas procesiones semanasanteras y a fe que en muchas de estas cruces de mayo consíguese el propósito de emularlas, habida cuenta la profusión de participantes, músicos, acólitos y costaleros (que son lo mozos que portan las andas) y que casi convierten en auténtica cofradía lo que en otro tiempo no fue sino inocente diversión aparejada con escasos maderos, poca riqueza y menor pretensión. Y córtase el rodar de carruajes por calles por las que transitan dichos cortejos, incluso con ensayos en los días previos a la salida como si se mirasen en el espejo de la Santa Semana.




Apréciase, empero, la devoción a la Santa Cruz en faceta bien distinta como la colocación de la dicha Cruz muy adornada y rodeada de flores y demás en plazas, patios o corrales de la Ciudad, siendo venerada de esta manera y acompañado su culto con cante y baile, bebida y comida e incluso no faltan hermandades o corporaciones que ven en esta tradición receta para adquirir dineros con que sufragar su sostenimiento, a la par que excitar la sana convivencia entre hermanos y devotos.




No seremos nosotros, pobres de ánimo y exiguos de faltriquera quienes, habituados al buen yantar y al mejor beber, amonestemos dichas Cruces, antes bien, animosos en extremo acudiremos a alguna, que no está reñida una cosa con la otra.

18 mayo, 2011

COMICIOS

            Apenas hánse puesto a buen recaudo lonas, deshecho farolillos y retiradas las guirnaldas, los hispalenses apréstanse a vivir una nueva fiesta, o al menos así me lo refieren gentes doctas en materias relacionadas con la cosa pública. Llámanla “Fiesta de la Democracia” y he decir que nos ha sonado a cosa extraña para nuestro entendimiento, mas no por ello habremos de rechazar su disfrute, aficionados como somos a festejos y celebraciones.



            Al parescer, cumplidos cada cuatro años, ciudadanos de esta ciudad, y de las demás ciudades de la actual España, hacen comicios en los que escojen, a la manera de los antiguos los atenienses, quienes serán sus representantes en el Cabildo de la Ciudad y quien ostentará el cargo de Regidor del mismo. Agrúpanse los candidatos en Partidos o facciones y cada cual tiene sus colores, emblemas y demás, así como costoso aparato con el que sostener su aliento, utilizando para ello a seguidores y simpatizantes.



            Antaño, justo es de reconocer que tales cargos eran vitalicios y heredados (cuando no comprados) por miembros de preclaras familias, quienes llevaban a gala tanto dicho nepotismo como el título de Caballero Veinticuatro, y aunque había prebendas y privilegios, en no pocas ocasiones era el peculio de cada cuál el encargado de suplidos y demás, que las arcas municipales mostrábanse exiguas no poco y había que abonar sueldos de alguaciles, escribanos, porteros y personal de servicio del Consistorio. Eran personajes respetados por su ejecutoria y tenidos por honorables, ocupando lugar preeminente en celebraciones y fiestas religiosas o civiles.



            Agora, según me narran, quienes alcanzan tales Concejalías, sin tener suficientes credenciales en no pocos casos, gozan de lujoso carruaje propio con lacayos a su servicio, servidores y secretarios, amplias estancias dónde despachar graves asuntos,  generoso estipendio y la posibilidad de viajar y yantar a costa del erario municipal, cosa de la que al parescer no se privan y de la que hacen gala “ad nauseam” pese al disgusto general y la denuncia de gacetilleros y ciudadanos que ven en ello dispendio, derroche y frivolidad en calendas como estas en las que escasea el trabajo y apremia la necesidad.



            Pasmados, hemos comprobado que la ciudad se ha llenado de carteles, convocatorias, panfletos y proclamas narrando las excelencias de tal o cual candidato y a costa de buenos maravedíes dilapidados en imprentas e papel e tintas, preguntándonos quién paga todo ello y si tras los comicios serán retirados por la misma mano que los pegó. Queda, pues, la Ciudad en lamentable estado de suciedad.



            No falta quien alude a corruptelas varias y tejemanejes diversos a la hora de alcanzar la ansiada jamuga concejil, y que en ello a muchos candidatos, sueltos de lengua y vivarachos en el ademán, se les va la vida jurando y perjurando cumplirán todo lo prometido, por audaz que sea, y que acatarán la voluntad salida de los escrutinios, por contrario que resulte. Siendo honestos, habrá que mencionar, otrosí, a honrados gestores e íntegros gobernantes, mas éstos laboran sin alharacas y queda su trabajo oscurecido por lo antes mencionado.


            Item más, que como en esta bendita tierra no falta la denominada “guasa”, ésta materialízase también en estas cuestiones electorales, baste como muestra el regocijante bando que hallábamos hace escasas jornadas en un establecimiento perteneciente al gremio de los corseteros, cercano a la Venera.



            Los hispalenses, haciendo honor a su diligente responsabilidad, acudirán a votar, pero no es menos cierto que quizá sea este el único momento, cada cuatro años, en los que son tenidos en cuenta. Y bien sabe el Todopoderoso que, en vez de introducir la papeleta en la urna debiérase, como en mis anheladas calendas, introducir bola negra para manifestar disconformidad y rechazo.

            No ha mucho leímos sabia frase que a nos, en lo tocante a esta materia, nos resultó asaz atinada: “Políticos y pañales han de cambiarse a menudo y por idénticos motivos”

            Dicho queda.

11 mayo, 2011

“Noticiosa relación de lo acontecido en la Feria de Mayo hispalense”




           Prosiguiendo aquestos pliegos, y como mencionábamos en anteriores escritos, dispusímonos con ánimo jaranero y contento general a empaparnos, dicho sea sin gusto por la chanza, de lo que los hispalenses de hogaño llaman la  Feria.




              Tal y como augurábamos la ciudad paresció, por un lapso de tiempo, conjurarse contra los recientes temporales, ensalmar temores y olvidar tristezas pasadas y penurias presentes, concentrándose en el llamado Real y en más de diez cientos de casetas de la más diversa índole y tamaño, propiedad de corporaciones, gremios, cofradías o familias.

Harto complicado nos habría resultado tener paso franco a en alguna de ellas de nos ser por la correspondiente cedulilla que nos facilitase la entrada, antes bien, cosa a gala llevada por no pocos es la suma traza que se dan en burlar la vigilancia que monta guardia a las puertas, sortearla y embozarse  cual aparecido o espectro.



            Quienes saben de este acontecimiento cuéntannos que el aderezo y adorno de estas casetas viénese manteniendo desde tiempo ha, y que viene a ser trasunto de la morada hispalense en la décimo novena centuria, por ello, no es de extrañar que no se vean modernos aparatos ni recientes, en su diseño, mobiliario, antes bien, abunden cortinajes, cornucopias, cuadros, sillas y mesas en madera tallada y pintada con ingeniosos motivos y hasta retratos y lámparas y cómodas.


            Empero, justo es de reseñar cómo si antaño eran frecuentes los cantos de seguidillas y su baile por parte de los naturales de cada caseta, en aquestos tiempos paresce que dicha costumbre ha caído en lamentable desuso, contraviniendo la más rancia tradición y siendo trocada por grupos de cantores que suelen interpretar las antedichas seguidillas o sevillanas por un estipendio.



            Cuéntannos quienes saben de la dicha Feria que no poco ha cambiado el yantar en ella, pues chacinas de la Sierra, quesos u otras viandas más humildes han dado paso a exagerados manjares y profusión de mariscos de las costas del Atlántico, lo que merma no poco las bolsas. Abundan los vasos con cerveza, que aunque tenida por bebida de gentes del Norte o incluso de bárbaros en otros tiempos agora es venerada especialmente, con mayor intensidad si es la fabricada en unas barricas hasta no ha mucho cercanas al Humilladero de la Cruz del Campo.

Item más, son los caldos generosos de Sanlúcar de Barrameda o Jerez de la Frontera los preferidos en estas jornadas, aunque hemos de mostrar nuestro desagrado por su mixtura con bebidas carbonatadas, cosa que consideramos asaz vacua y hasta herética.

            Como era obligado, acudimos a las fiestas de toros en el coso que los Maestrantes tienen en el Mal-Baratillo y pudimos regocijarnos no tanto del juego de las reses o del arte de sus matadores como de la belleza del edificio y de sus arcadas.





            La mañana no la hay, pues en esas horas apenas puede verse público, y éste comienza a aglomerarse muy pasado el mediodía. Hasta el atardecer tiene lugar el Paseo de Caballos en el que lo más granado de la sociedad hace ostentación y gala de monturas y carruajes, con enganches del más diverso tenor. No faltan bellas damiselas ni gallardos jinetes.




            La noche hace que la Feria torne en su colorido y que docenas de luces la iluminen con grande contento para todos. La Portada (a quien tomamos por Arco Regio no hace muchas calendas) luce con gran esplendor y conviértese en lugar de cita para no pocos.




         Dejábamos en el tintero, para concluir, que si para muchos esta Feria bien podría ser Paraíso, soprendiónos en grado sumo la presencia de una Calle llamada del Infierno, y más aún que en ella, en vez de almas sufrientes de tormentos del Maligno se erigiesen curiosos mecanismos y extravagantes maquinarias para divertimento general.


           
          Quedamos sumamente impresionados por tal alarde, mas también ciertamente anhelantes de acudir en mayor número de ocasiones al Real. Elevaremos plegarias para que el próximo año dicho anhelo se cumpla.