Mostrando entradas con la etiqueta Años. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Años. Mostrar todas las entradas

25 marzo, 2012

Gratitudo.-


El agradecimiento
es la parte principal de un hombre de bien.
Francisco de Quevedo (1580-1645)

Como quiera que cúmplese en esta fecha un año de nuestro regreso a esta tierra y de principio de nuestras venturas y aflicciones en forma de pliegos, no aburriremos en esta ocasión a amable lector con nuestras cuitas o alegrías, antes bien, a manera de confesión, optaremos por hacer examen de conciencia y, caso de ser necesario, propósito de enmienda.


Item más, que aquesta docena de meses ha sido causa de satisfacciones y de no pocas alegrías, pues inusitado asunto ha sido para quien suscribe echarse pesado fardo de escribir sobre sucesos, eventos o historias relacionadas con nuestra bienamada ciudad.



Item más, que por estos trescientos sesenta y cinco días (más uno, que andamos en bisiesto) han pasado fiestas, tradiciones, historias, leyendas, asuntos mundanos,   denuncias de agravios o anuncios de triunfos, visitas a desconocidos lugares, y peregrinaciones a santuarios marismeños o a sepulcros jacobeos, entre otros argumentos, resultando gratificante tamaña experiencia, tanto por narrar como por saberse leído.



Item más, que, tras ímprobos esfuerzos, hemos logrado hacer funcionar complicado aparato capaz de capturar retratos e imágenes (algunas de singular contenido) con regular resultado, dicho sea todo.



Item más, que merced a oficio de escritura hemos logrado cierta disciplina en ello sin olvidar que con aqueste ejercicio aguzamos mente y alentamos ánimo propio.


Item más, que pergeñar textos y párrafos a escaloniana manera resulta en ocasiones asaz complejo, más no por ello cejaremos en empeño, pues resulta a todo efeto experiencia, repetimos, recomendable.




Por todo lo cual, hoy, vigésimo quinto día de mes marzo de aqueste año de gracia, Domingo de Pasión y fecha devota y de votos, no podemos por menos que reiterar nuestro más profundo agradecimiento a todos cuantos estos pobres pliegos ojearan agora o de aquí en adelante, por la merced que nos hacen y por soportarlos con frailuna paciencia, haciendo firme propósito de proseguir redactando siempre con el beneplácito del Creador y la aquiescencia de nuestros lectores.
Y para que conste a efectos oportunos, conste también que celebraremos aqueste aniversario como requiere, que aunque es hacer menoscabo dello, dejaremos para mejor ocasión cómo, cuándo, dónde y con quién, pues el porqué es de sobras conocido.


27 diciembre, 2011

Años.


Afirman, no sin razón, que transcurren inexorables como si nada pudiera evitarlo, y que no hay clepsidra o reloj capaz de detenerlos. Sofistas han divagado sobre su utilidad o sobre su desaprovechamiento; historiadores, gremio admirable, úsanlos como herramienta, doctores como diagnóstico. A algunos siéntanles de maravilla, como si el declinar fuera adelanto y el envejecer bendición. En lustros, décadas o centurias, hay quienes mídenlos con ilusión, esperando tal o cual suceso, o aguardando acontecimientos propicios.


Otros detállanlos con esperanza, tal que concluyan para lograr metas elevadas o finalizar industrias o negocios. No faltan quienes los anhelan a su vencimiento, arrogándose la capacidad de valorarlos como si fueran vinos.


De cosecha, de fundación, de nacimiento, de muerte, de edición, de nieves, de bienes; los hay nefastos, decepcionantes, afligidos o aciagos; los hay plenos, refulgentes, jubilosos o placenteros.



Concluyen unos con más pena que gloria, otros da congoja que finalicen. Vivirlos con dignidad y sin desmayo es cosa laudable; afrontarlos con entereza, hazaña heroica. Gozarlos y sufrirlos forma parte de nuestra humana condición.  


Costumbre nada desdeñable es formular propósitos para año naciente, mas nosotros, escasos de perseverancia y poco proclives a constancia, conformarémonos con poder proseguir aquestos pliegos, gozar de placer de escritura y lectura y sentirnos, nunca desfalleceremos en ello, agradecidos por benévola atención de quienes leen aquestas torpes líneas.  



 Agora que, en efeto, despídesenos este MMXI, hacemos fervientes votos al Creador  porque el venidero MMXII, bisiesto por más señas, constitúyase en alambique o atanor en el que, como alquímica fórmula, podamos cocer y hervir tristezas, penurias, privaciones o abatimientos y sólo nos reste un poso que amalgame y destile esperanzas, alegrías, satisfacciones y jolgorios, para así conseguir anhelado elixir de felicidad. Y si para ello hemos de catar docena de uvas pese a ser uso extraño y hasta cercano a heterodoxia, tengan por seguros vuesas mercedes que no haremos ascos a tal.