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22 enero, 2024

Escarlata O´Hara y Sevilla.


¿Qué tienen en común los actores Vivien Leigh y Clark Gable con la antigua calle de la Muela? ¿Y un antiguo teatro del siglo XVIII con la refrigeración? En esta ocasión, nos vamos al teatro, o mejor, al cine, o a ambos, para descubrir dónde y cómo tuvo lugar el estreno en Sevilla de una de las mejores películas del llamado Séptimo Arte; pero como siempre, vayamos por partes. 

Foto Reyes de Escalona.

En el siglo XVIII, casi al lado del convento de San Acasio, de religiosos agustinos, fundado en 1634, luego oficina de Correos y actual sede del Círculo de Labradores, se inauguraba el llamado Teatro Principal, en una tesitura histórica en la que la prohibición de representar obras teatrales se estaba relajando, junto con la llegada de las primeras óperas italianas. El edificio, realizado de manera modesta y con estructura en madera, se levantó en la calle de la Muela, llamada O´Donnell desde 1860, sobre cocheras y solares del marqués de Guadalcázar, siendo gestionado por el matrimonio italiano formado por Lázaro Calderi y Ana Sciomeri, afincados en Sevilla bajo la protección del entonces Asistente conde de Fuente-Blanca, a la sazón cuñado del entonces todopoderoso Manuel Godoy, favorito y valido del rey Carlos IV.

Como constató Chaves Rey, el teatro Principal comenzó su andadura la tarde del 17 de octubre de 1795, representándose en esa ocasión una comedia: El Maestro de Alejandro. Desde el mismo momento de la inauguración la polémica estaba servida, ya que inmediatamente comenzó a alzarse, valga el símil, todo un coro de voces ultraconservadoras, la mayoría de procedencia eclesiástica, que criticó duramente la apertura de dicho teatro por, se afirmaba, los posibles peligros y riesgos para la moralidad que allí podrían conjurarse, (Hombre y mujeres juntos, ¡Qué escándalo!), frente a todo un grupo de acérrimos defensores de las artes escénicas que lo apoyaron devotamente. 


Escenario, nunca mejor dicho, de los vaivenes políticos de su época, en junio de 1823, durante las algaradas ocasionadas por violentos grupos proabsolutistas, el propio teatro vio derribadas sus puertas, destrozada su decoración e incendiado su patio de butacas y escenario, lo que habría sido una auténtica catástrofe de no ser por la intervención oportuna de personal del propio teatro que logró atajar las llamas. Tras estos destrozos, el teatro siguió funcionando hasta que finalmente fue derribado, construyéndose un nuevo edificio, de mayor empaque y riqueza siguiendo las trazas del arquitecto municipal Melchor Cano en 1834, reinaugurándose en 1840 con un aforo para 1.200 personas, y reformándose en 1858 por Suárez Garmendia; se dice que de esa etapa dataría la cubierta metálica o "montera" atribuida tradicionalmente a Gustav Eiffel y que aún se conserva. 


El año 1914 será clave para el Teatro Principal, ya que sus propietarios, al ver que no podía seguir compitiendo con otros espacios como los vecinos San Fernando o del Duque, decidieron reconvertirlo en café-teatro: la Gran Sala Kursaal, lugar de encuentro para los principales artistas y orquestas de aquellos años, sin olvidar su famosa pista de baile que solía reunir a la flor y nata de la alta sociedad hispalense. Cabaret en 1927, el Jueves Santo de 1932 el Kursaal fue escenario, valga la expresión de un suceso: fue lanzada una piedra desde los balcones del propio Teatro contra el Paso del Cristo de las Penas de la Hermandad de la Estrella, única cofradía que decidió realizar Estación de Penitencia aquella Semana Santa. El pedrusco, según el periódico El Liberal:

"Dio en el ala derecha de uno de los ángeles del Paso, desprendiéndola de la escultura. Al rebotar el trozo de ladrillo cayó sobre la cabeza del soldado del regimiento de línea número 9 Ginés Sirvente, causándole una contusión. El soldado herido, que se dio cuenta de dónde partió la agresión, detuvo en unión del guardia Félix Carrillo al autor del hecho, llamado Manuel Fernández Rosa, de 35 años de edad y con domicilio en calle Alfarería 134"

Clausurado finalmente en 1935,  a los pocos años, en plena posguerra, abrió de nuevo como Teatro Cine Palacio Central, no tardando en convertirse en una de las salas de proyección más importantes de la ciudad, y la preferida por muchos cinéfilos. Con entrada por Sierpes y calle Pedro Caravaca, el nuevo Cine debuta como lugar de proyección en 1941, con sus elegantes butacas forradas de terciopelo y su grupo de acomodadores uniformados. Dos años antes, en 1939, se había producido el estreno de la película "Lo que el viento se llevó", la gran superproducción hollywoodiense basada en la novela de Margaret Mitchell, dirigida por Victor Fleming que plasma durante sus cuatro horas de duración cómo el Sur de los Estados Unidos sufre la Guerra de Secesión, con un elenco de artistas encabezado por la británica Vivian Leigh, Olivia de Havilland, Leslie Howard y por supuesto, el gaditano Clark Gable; no, nos equivocamos, no es que el actor que interpretó al famoso Rhett Butler naciera a la vera de la Caleta, sino que vio la luz en el norteamericano pueblo de Cadiz, en el estado de Ohio allá por 1901.

Cosas de la censura de la época, dicha cinta, que había triunfado en todo el mundo, todavía no se había proyectado para el gran público en España, hasta que, por fin, a comienzos de marzo de 1951 la prensa local sevillana anunciaba su ansiado estreno en Technicolor en el Cine Palacio Central como único lugar para dicha proyección, con campaña publicitaria de promoción incluida que hasta sirvió para organizar una cena para los periodistas hispalenses organizada por la productora Metro Goldwyn Mayer y los dueños del entonces Cine Palacio Central, Diego y José María Salmerón, cita en la que se alabaron las cualidades cinematográficas de la película:

"A los postres, el presidente de la Asociación de la Prensa, señor Resa, en nombre de los periodistas dio las gracias por el agasajo a la vez que hizo una brillante apología de "Lo que el viento se llevó", destacando lo certero y simbólico de este título.

El señor Javaloy, llegado expresamente a nuestra ciudad para preparar este estreno, pronunció asimismo unas palabras de saludo a la Prensa sevillana, destacando los méritos singularísimos que concurren en esta extraordinaria película. Señaló igualmente que la copia que se proyectará en Sevilla es totalmente nueva y que no ha sufrido el corte de un solo fotograma original".


Durante las semanas previas al estreno, en aquella Cuaresma de 1951, la prensa local no dudó en deshacerse en elogios sobre "Lo que el viento se llevó", creándose una creciente expectación; hay que tener en cuenta que tras la Semana Santa, entonces en el llamado Sábado de Gloria, tenía lugar el estreno de nuevas cintas tras los días de penitencia y austeridad, de modo que el Cine Palacio Central programó para el 24 de marzo hasta tres pases diarios a las 11:15 de la mañana, 17:45 y 10:15, teniendo en cuenta la duración de cuatro horas del film. Las taquillas permanecieron abiertas todo el día con los mismos precios para las entradas, la más barata, 15 pesetas, admitiendo encargos y reservas de fuera de Sevilla. Hubo largas colas para adquirir localidades para todo un fenómeno cinematográfico que en pocas semanas alcanzó el millón de espectadores en toda España, o al menos, eso decía la propaganda difundida al efecto.

Ni que decir tiene que las críticas tras el estreno fueron unánimes alabando la calidad de la película, la actuación de sus intérpretes y lo logrado del diseño de producción, como indicaba el crítico de cine que firmaba con el seudónimo de "Jota" en una reseña en el periódico "Sevilla: diario de la tarde": 

"Sentimos de veras no disponer de más espacio. Nos pasaríamos gustosamente hablando de esta película el mismo tiempo que dura su proyección, y quizá no sea demasiado si se pretende desmenuzar los valores de todo género que ha sabido reunir en ella ese extraordinario director que es Victor Fleming.

Baste decir,, como final, que en nuestro entusiasmo de espectadores no hemos dejado de considerar la emoción incomparable que sentiría la malograda Margaret Mitchell al contemplar cómo los personajes que ella había creado encarnaban mágicamente en esos geniales artistas que son Clark Gable, Vivien Leigh, Olivia de Havilland, Leslie Howard..." 


Con el paso de los años, y tras incluso ostentar el honor de ser el primer cine refrigerado de la ciudad, el Palacio Central cerró definitivamente sus puertas en 1982, siendo sustituida su actividad por la del Centro Andaluz de Teatro, que también terminó por suspender sus actividades allí y trasladarse, creemos, al recién estrenado espacio escénico de la antigua Expo 92; el antiguo edificio, que posee viviendas también (en una de ellas falleció el torero Rafael el Gallo el 25 de mayo de 1960), quedó en estado de abandono hasta que fue profundamente reformado en 2003 y ahora está ocupado por una conocida tienda de moda femenina que ha conservado poco, muy poco del teatro o cine primitivo, quizá las galerías superiores y la cubierta metálica, pero esa, esa ya es otra historia.