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31 julio, 2023

Al aparato.

En estos tiempos, en los que el teléfono móvil ha entrado a formar parte plenamente de nuestras vidas, cuando muchos casi no podemos vivir sin él para estar conectados en el ámbito laboral, familiar o lúdico, nos vendría bien que nos acercásemos a ver cómo era eso de las telecomunicaciones en Sevilla hace más de un siglo; pero como siempre, vayamos por partes. 

Es de sobras conocido que, allá por el siglo XIX, el italiano Antonio Meucci y el escocés Graham Bell rivalizaron por la autoría de la invención del teléfono, pues aunque al primero se le otorga el honor de ser el creador de esta forma de comunicación a la que llamó "teletrófono", al segundo le cupo la posibilidad de comercializarla, enriquecerse y llevarse los honores. Meucci, allá por 1849 usó hilos de cobre con dos auriculares para poder lograr algo tan increíble como transportar el sonido desde su oficina hasta el dormitorio de su esposa, enferma crónica  y  Graham Bell, por su parte,  logró la primera conexión telefónica entre dos habitaciones, llamando a su ayudante Thomas A. Watson a través de un rudimentario auricular con estas palabras que han pasado a la posteridad: "Señor Watson, venga aquí, necesito que me ayude", patentado el teléfono en 1876.

Graham Bell, al aparato.

El invento telefónico se fue extendiendo por toda Europa y Norteamérica entre el siglo XIX y el XX, síntoma de los avances en lo tecnológico. Como curiosidad, el abogado y aristócrata Rodrigo Sánchez-Arjona (1841-1915), hombre culto e interesado por los últimos descubrimientos científicos que se producían en su época,  (tanto que en su pueblo natal extremeño de Fregenal de la Sierra llegó a ser apodado como "El Brujo" por sus ocurrencias y artilugios) logró por su cuenta la primera llamada telefónica en el ámbito rural en España y una de las primeras a larga distancia en Europa. No contento con eso, en diciembre de 1880 (sólo cuatro años después de la patente de Graham Bell) consiguió la primera comunicación entre su residencia de Fregenal de la Sierra y Sevilla, utilizando para ello la línea telegráfica. Aquello constituyó todo un sorprendente logro, pues hasta la central de telégrafos, entonces en la calle Sierpes, llegaron las voces del propio Sánchez-Arjona y la de su hija pequeña, que incluso cantó una petenera "en directo", tal como se encargó de investigar a fondo José Manuel Holgado Brenes en su libro "¡Aquí Sevilla... Oiga Fregenal!", editado en 2011.

En el caso de Sevilla, la concesión estatal de los servicios telefónicos estuvo en manos privadas, pues se sabe que en la Guía de Sevilla de Gómez Zarzuela de 1885, figura un tal Ramón García Camba, con domicilio en la calle Rábida 6, actual Marqués de Paradas, dedicado al negocio de los teléfonos. Hay que decir que el coste del servicio no parecía barato, ya que abonarse a una línea dentro de una red urbana costaba quinientas pesetas de entonces al año si se quería el servicio de ocho de la mañana a diez de la noche y seiscientas pesetas anuales si se deseaba servicio veinticuatro horas (lo de las tarifas planas, las permanencias y las portabilidades llegó mucho después, como podemos imaginar). 

Templete para cableado aéreo. Calle Carlos Cañal. Principios del siglo XX.

 En 1921, Sevilla contaba con 1.240 teléfonos y en 1924 la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España), con el apoyo tecnológico de la estadounidense ITT (International Telephone & Telegraph) se pondrá al frente del monopolio telefónico en nuestra ciudad, aprovechando para ello una central en la calle  Albareda (ahora calle Carlos Cañal, casi al lado del desaparecido Horno de San Buenaventura) y otra en Triana de bastante antigüedad en cuanto a su centralita. El cableado era aéreo, esto es, se sustentaba en altura mediante postes y templetes que databan de 1897.

Figura fundamental al frente de las clavijas de las centralitas fueron las operadoras telefonistas, conocidas como "las chicas de cable", personal femenino contratado con sueldos muy bajos pese a que su labor, llena de estrés y sinsabores, las obligaba a ser la voz amable del sistema y a soportar, todo hay que decirlo, comentarios de todo tipo sobre su labor, su presunta apariencia o su voz. Como prueba, en el diario El Liberal de agosto de 1925 se hacían eco de la "Revista Telefónica Española", comentando un artículo:

"La información relativa al teléfono en Sevilla es verdaderamente sugestiva e interesante, por los datos y detalles que con respecto al servicio contiene, y sobre todo por la publicación de los retratos de las señoritas telefonistas Ofelia Hidalgo Rodríguez, Angelita Loza y Rosario Ossorio Manzano, a las que si  los abonados viesen sus caras no había uno que se quejase de que no le ponían la comunicación pedida."


Nos situamos ya en los "felices años veinte", en los que la ciudad se volcó con los preparativos de la Exposición Iberoamericana, inaugurada, tras varios aplazamientos, en 1929. Fruto del "imparable" progreso tecnológico ese mismo año también quedó inaugurada la nueva central telefónica de Sevilla, propiedad de la Compañía Telefónica Nacional y que supuso el soterramiento del cableado y la supresión de los numerosos "templetes" antes mencionados, que afeaban azoteas y calles. 

Construcción del Edificio de Telefónica. Plaza Nueva. 1926-1928.

El edificio de Telefónica, situado en la esquina de la Plaza Nueva más próxima a la Avenida, fue diseñado por el arquitecto Juan Talavera Heredia (1880-1960), pieza clave, junto con Aníbal González, en el desarrollo del llamado estilo Regionalista, de ahí que éste de Telefónica posea detalles decorativos neobarrocos que proceden de la ornamentación de templos sevillanos como San Luis de los Franceses o la Magdalena, destacando el uso de la cerámica, el ladrillo tallado o la forja como elementos configuradores de dicho estilo. Además, el uso cromático de la piedra y el ladrillo y el homenaje a la giralda con el remate de la esquina a manera de mirador con varios cuerpos serán una de sus señas de identidad. 

La solemne inauguración de la nueva construcción tuvo lugar el 12 de octubre de 1929, cinco meses después de la apertura de la Exposición Iberoamericana y tuvo todos los componentes de un suceso de altura, como veremos. 

Autoridades en la inauguración del Edificio de Telefónica.

Eran las once y media de la mañana cuando el alcalde de Sevilla, Nicolás Díaz Molero, el gobernador civil y el Director de la Compañía Nacional Telefónica, señor Berenguer, recibían y cumplimentaban a las puertas del nuevo edificio al infante Don Carlos de Borbón, bisabuelo del actual rey de España, para pasar a continuación al interior, a la segunda planta. Allí, el vicario del arzobispado, Don Jerónimo Armario bendijo los nuevos equipos y centralitas a lo que siguió el consabido turno de discursos laudatorios, en los que se mencionó que la nueva central telefónica automática tenía capacidad para 6.000 líneas ampliables a 10.000; a las doce y cuarto del mediodía Don Carlos de Borbón, en presencia de todas las autoridades invitadas al acto, accionaba la palanca que ponía en funcionamiento el sistema, a lo que siguió una salva de aplausos. Detalles de aquella inauguración de postín: aparte del complejo y moderno sistema de centralitas, el flamante edificio contaba con un área de descanso y comedor para las operadoras, así como una zona de atención al público en la planta baja.


No fue el único acto relacionado con el teléfono en aquella jornada. Por la tarde, las autoridades, a las que acompañaba el dictador y jefe del gobierno general Primo de Rivera visitaron el Pabellón de Telefónica del Parque de María Luisa, donde inauguraron oficialmente la línea telefónica entre España y Argentina. Así lo contaba El Correo de Andalucía en su edición del 13 de octubre:

 "Fueron recibidos por el director de la Compañía Mr. Porotor, el ingeniero director accidental del quinto distrito sñor García Amo y alto personal de la Compañía. Inmediatamente se puso en comunicación Sevilla con Buenos Aires y el presidente dirigió un saludo al ministro del Interior de la Argentina. El ministro del Interior contestó a las palabras del general Primo de Rivera de modo efusivo y lleno de altos sentimientos de compenetración de raza. 

Después hablaron el jefe del gobierno con nuestro embajador en Buenos Aires y el embajador argentino en Madrid con el ministro de Relaciones Exteriores de aquel país. El director de la Exposición habló con el presidente de la Asociación de la Prensa de Buenos Aires."

Este pabellón, obra también de Juan Talavera con su portada que recuerda a la del monasterio de Santa Paula,  por fortuna aún se mantiene en pie, y es sede ahora de Parques y Jardines, prestando un eficiente servicio como central central telefónica, ya que estuvo funcionando como tal hasta 1989.

Pasaron los años. Hace ya cierto tiempo que la "Telefónica de la Plaza Nueva", testigo incluso de tiroteos y disparos de artillería en las primeras horas de la Guerra Civil en julio de 1936, quedó vacía y sin utilidad. Su destino por el momento es incierto, barajándose varios usos entre los que ha figurado la compra por parte de una conocida marca de joyería y, como no podía ser menos, su conversión en hotel, sin que se sepa a ciencia qué va a ser de este edificio en esta época en la que los teléfonos fijos (o "de sobremesa") cada vez tienen menos uso.

Se nos quedaba en el tintero, el antes aludido infante don Carlos falleció en Sevilla el 11 de noviembre de 1949, siendo sepultado muy cerca de la Plaza Nueva, en la cripta que posee la Hermandad Sacramental de Pasión en la Iglesia del Salvador, pero esa, esa ya es otra historia.

FE DE ERRORES: queda modificado este post con mención especial en él a la figura del fotógrafo e investigador José Manuel Holgado Brenes, a quien olvidamos citar por error involuntario por nuestra parte.