Mostrando entradas con la etiqueta Lápida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lápida. Mostrar todas las entradas

31 enero, 2022

Crimen y castigo.

En esta ocasión vamos a recordar un texto que hace algunos años dimos a conocer: se trata de un pasaje de nuestro querido Don Alonso de Escalona, aquel sevillano del siglo XVI que, por extraño sortilegio, regresó a la vida en el XXI. En él, Escalona refleja una historia poco conocida y alusiva a un pequeño e ignorado monumento funerario situado en la actual Basílica de María Auxiliadora de Sevilla, pero como siempre, vayamos por partes y en este caso, escuchemos, o leamos, el testimonio del señor Don Alonso: 
 
"Sepan vuesas mercedes que como buenos viajeros hispalenses que somos, nacidos antaño pero vivendo en lo actual, permanecemos de manera constante, como dijo aquel, divagando por esta ciudad de la Gracia; por ello, no es de extrañar que de vez en cuando trabemos amistad con gentes de la más variopinta procedencia y época, tal como nos ocurrió con cierto "plumilla" (periodista, para entendernos) del siglo XIX, diestro en gacetas, hebdomadarios y crónicas, redactor a tiempo parcial nos dijo del Diario La Andalucía y del Noticiero Sevillano, y ducho en primicias a poder ser de lo más truculento pero ansiadas, vive Dios, por los lectores.

Acodados en mostrador de taberna (como no podía ser de otro modo) platicábamos con él en cierta ocasión sobre cómo aún en la antigua Iglesia de los Trinitarios, actual Basílica Menor dedicada a María Auxiliadora, consérvase un humilde y marmóreo monumento funerario con genuino texto dedicado a un tierno infante que pereció de manera funesta. Para los curiosos, hállase al final de la nave la Epístola (la diestra, la derecha, para entendernos), casi en la cabecera.


Apurando su frasca de mosto, el gacetillero, que se cubría con bombín, lucía poblado y espeso bigote, dedos manchados de tinta y gabán algo raído, nos contó que todo ocurrió un caluroso 1 de agosto del año de 1868, cuando en plena Plaza de la Infanta Isabel (hoy, Plaza Nueva) fue secuestrado el hijo, a la sazón de sólo cuatro años de edad, del señor Antonio Sánchez Torres, antiguo propietario de la llamada Fonda de Madrid, situada en la calle del Naranjo (ahora de Méndez Núñez). El "reporter" nos relató cómo una cuadrilla de facinerosos, encabezada por un sujeto de siniestro apodo y peor caracter (mejor no indagar sobre el particular) pretendía con tal rapto lograr un jugoso rescate, y que a la postre hubo trágico desenlace, no sabiéndose bien si por negarse el padre a abonar susodicho rescate o porque los delicuentes hicieron gala de tremenda maldad. 


Imaginen vuesas mercedes el dolor de padres y familiares, la indignación popular y la imperiosa necesidad de las autoridades por prender a tamaña caterva de pérfidos desalmados. Pues hete aquí que por vericuetos casi casuales, los alguaciles, contábanos el periodista, lograron prender a un individuo que respondía al alias de "El Rubio" que no era otro sino el que hacía llegar anónimas y perversas misivas al padre de la criatura en las que reclamaban pronto desembolso de caudales bajo sanguinarias amenazas de muerte para el raptado.

Interrogado, "El Rubio" delató sin demora a su cómplice, un malnacido apellidado Morillas y apodado "Trepa-Burras" para a continuación indicar dónde se hallaba el pequeño; cruel tardanza, el caso es que el cadáver del infortunado niño apareció el viernes 7 de agosto de aquel 1868 bajo la bóveda que cubría el arroyo Tagarete, en el punto comprendido entre las huertas de "El Tello" y "La Borbolla", no lejos de la  Estación de Cádiz. Las pesquisas dieron su fruto y el autor del infanticidio fue finalmente apresado y puesto a buen recaudo el día 10 de agosto.

Pasados los meses fue la Plaza de Armas testigo del ajusticiamiento del autor material de tan execrable acto, mientras que su compañero de andanzas fue obligado a presenciar la ejecución, tras la cual fue enviado a cumplir cadena perpetua dictada por la Real Audiencia. 

Dábase así por cerrado el llamado "Crimen del Correo" o "Crimen de la Plaza Nueva" que tanta expectación como congoja despertó en la población, que mantuvo en vilo a no pocos sevillanos y del que ahora queda sencillo mausoleo con los restos de la inocente víctima.  


Apuró el vaso en sorbo rápido nuestro contertulio, soltó un par de monedas que tintinearon sobre el mármol del mostrador y con un "quede usted con Dios" abandonó la tasca, dejándonos sumidos en tristes meditaciones..."

Foto: Reyes de Escalona.


Post Scriptum: Para quienes deseen mayores detalles sobre antedicho secuestro e infanticidio, Maese Álvarez-Benavides lo relata en sus "Curiosidades Sevillanas", publicadas entre 1898 y 1899 y reeditadas con prólogo del inolvidable Alberto Ribelot allá por 2005.

21 septiembre, 2012

Latines.-

“Quis locus sum quaris sum
hospitale modastem domusque doctrinae
humile collegium humilibus Christo Iesu
et dive genetrice Mariae dedicatum
qui humilia dilligunt”


Avispado lector de aquestos pliegos seguramente habrá quedado perplejo tras lectura antecedente, redactada en latines y poco descifrable en aquestas calendas que corren. Ocupados agora en saberes de ciencia y técnica, descuidado estudio de lenguas latinas y grecas, pocos habrán sido quienes hayan colegido y entendido significado de aquesta inscripción.



Descubrímosla no ha mucho en Puerta de Jerez, elevada a cierta altura, en muro perteneciente a capilla llamada de Maese Rodrigo, y que es resto escaso de antigua Universidad Literaria, sabia institución fundada por tal preclaro y carmonense individuo allá por 1506 merced a bula pontificia de Sus Santidad Julio II, derribando llamado Corral de Jerez en que habitaban no pocos hebreos.


Poco (por no decir nada) resta de aquel edificio culto en lógica, filosofía, teología, leyes y facultado para otorgar grados de bachiller, licenciado y doctor; incluso portada de entrada a compás hállase desmontada y vuelta a montar (cosa prodigiosa, vive Dios) en interior de convento de Santa Clara.

Ejecutada traducción pertinente, de resultas della ha de leerse tal texto con que resolvemos, pues, duda latente que venía reconcomiéndonos tiempo ha:

“¿Preguntas qué lugar es este?
Es un amistoso retiro y casa de instrucción,
un humilde colegio, humildemente dedicado a Jesucristo
 y a su Santísima Madre María, que aman las cosas humildes.”