12 febrero, 2013

Cuarenta días.-



 Sea bienvenida un año más vuesa merced, que a fe que anhelábamos vuestra arribada. Esperamos acudáis como cada año con vuestro secular cortejo de ceniza, incienso y cera, con naranjos a punto de estallar en blanco, con templos en que venérase a Dios y su Santa Madre merced a devotas imágenes de singular fervor, con gentes entregadas en cuerpo y alma a un legado que han recibido cual preciosa herencia de sus mayores y que materialízase en forma de ritos, liturgias y costumbres ligadas a cultos solemnes, ayunos y abstinencias de carne en viernes, trompeterías en descampado, retiros espirituales o nocturnos ensayos de mozos bajo andas. 


 
 Muchos circunstancias y peripecias han acontecido desde año pasado, unas inolvidables y otras que mejor resulta dejar en olvido, fíjese que incluso en vuestro discurrir celebraremos singular e inusual Via Crucis y, para más inri, hasta puede que tengamos nuevo Sumo Pontífice al timón de la Barca del Pescador, pero no es menos cierto que supone siempre ocasión para sereno regocijo aprestarnos a viviros sabiendo, item más, que a vuestra conclusión todo estará consumado y nos dispondremos a disfrutar, en mejor sentido de su palabra, de Fiesta Santa.  

 
De modo y manera que recibiremos contritos ceniza y os daremos digna salutación, noble Cuaresma, pues bien sabe vuesa merced que si siempre es bien acogida en esta su ciudad, no lo es menos en nuestro corazón


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